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i jornada del vino tinto

Placer tinto y de la tierra

La Junta celebra unas jornadas para dar a conocer las 16 empresas productoras de estos vinos en la provincia

María José Pacheco
JerezActualizado:

Ya desde la época de Columela, cuando los romanos campaban por la Península, hay datos que hablan de la plantación de uvas tintas en la provincia de Cádiz. Así lo ha contado el joven enólogo Miguel Gómez, el experto que ha guiado esta mañana la ponencia y la cata dentro de la jornada organizada por la Delegación Provincial de Agricultura para dar a conocer las empresas y los caldos que han decidido apostar por este tipo de vinos en la zona.

Gómez, también director de la bodega Regantío, echó mano del famoso ‘Res rustica (Los trabajos del campo)’ del escritor nacido en Cádiz hace ya varios siglos para recordar los antecedentes de este cultivo en las distintas comarcas gaditanas, mientras que el delegado de Agricultura, Juan Antonio Blanco, se centró en los datos más actuales para recalcar que se trata de un sector emergente y en boga.

Así, Blanco recordó que ya hay casi 400 hectáreas de variedades tintas plantadas en muy diferentes zonas, que son 16 las empresas productoras de estos caldos que tienen en el mercado 25 marcas distintas, y todo eso en apenas 10 años, ya que ha sido en la última década cuando los viñedos de la provincia se han vuelto a teñir de rojo. En definitiva, se trata de «un entramado empresarial en el que hay empresas pequeñas pero también grandes, y todas tienen en común la modernidad y la apuesta decidida por dar a conocer estos magníficos vinos».

Blanco puso de relieve esa iniciativa de las casas que han hecho que la superficie de tinto en Cádiz «ya no sea testimonial», pero sobre todo recalcó «la gran calidad que atesoran estas producciones que hacen posible disfrutar de unos caldos amables, potentes y muy singulares y que se van a poner de moda». Y, sobre todo, que «contienen toda la esencia de la tierra y de su entorno tan singular».

Precisamente esa relación de estos vinos tintos con su origen, con las comarcas y el terruño en los que nacen, es lo que puso de relieve Miguel Gómez durante la ponencia y la cata que guió en la bodega de la Estación de Viticultura.

Decenas de personas escucharon las explicaciones de este joven enólogo durante una experiencia «hedonista» y «descriptiva» que tuvo como objetivo principal disfrutar de 16 caldos distintos –uno por bodega– y durante la que se pusieron de manifiesto características como la peculiaridad que aportan a los tintos gaditanos la excepcional maduración en estas latitudes de variedades como la petit verdot –con presencia muy testimonial en otras regiones– o la uva tinta autóctona, la tintilla de Rota.

Para Gómez, la gran peculiaridad de todas las bodegas de tinto de la provincia, sea cual sea su tamaño o su forma de elaboración, es que «son capaces de meter el terruño en la botella», o lo que es lo mismo, que hacen realidad ese componente romántico que tiene el vino y que permite que en cada sorbo se adivine el entorno, la tierra, el método de elaboración. De hecho, en casi todos los casos, lo que hay en las fincas de tintos es una producción integrada o ecológica. «Es una identificación total con el lugar donde se produce, y con los potenciales consumidores», apuntó ayer el director técnico de Regantío.

En definitiva, y siendo conscientes de las peculiaridades que el clima aporta al cultivo de las uvas y la crianza de estos caldos en la provincia, Gómez deja claro que no hay que ser modestos porque «aquí se pueden hacer tan buenos tintos como en cualquier otra parte».