Detenido siete veces en un año por quebrantar una orden de alejamiento
El individuo tiene algún trastorno mental y vuelve una y otra vez al centro en el que estaba interno a pesar de que el juez se lo prohibió
JEREZ.Actualizado:Que el sistema judicial tiene lagunas no se le escapa a nadie, y ejemplos hay cientos para ilustrar esta consideración. El último que ha tenido trascendencia es el de un varón de unos 26 años, de origen marroquí, que en doce meses ha sido detenido nada menos que siete veces por quebrantar una orden de alejamiento. La historia ha sido contada a este medio por fuentes de la Fiscalía de Área, que subrayan no obstante que más que una cuestión judicial se trata de un problema social.
El caso es que esta persona lleva 13 años viviendo en Jerez, y gracias a la ayuda de centros de atención al inmigrante consiguió un empleo y logró establecerse en la ciudad de forma legal. Sin embargo, de un tiempo a esta parte su comportamiento cambió de forma radical y comenzó a causar molestias en el centro en el que residía (incluidos presuntos delitos de robo) hasta el punto de que el juez tuvo que dictar una orden de alejamiento que le impidiera acercarse a ese recinto.
Desde entonces, ha pisado el juzgado en numerosas ocasiones y los forenses han llegado a la conclusión de que padece algún tipo de trastorno mental que, sin embargo, no han sido capaces de diagnosticar. Ante este panorama, se presenta la incógnita de a dónde remitir a esta persona. Según estas fuentes, desde la misma cárcel de Puerto III alertan de que la prisión no es el lugar adecuado para el joven, cuyos quebrantamientos de órdenes además no implican penas de cárcel, sino solo multas.
Por otro lado, los Servicios Sociales se ocuparían de él en el caso de que tuviera diagnosticada una enfermedad, pero mientras tanto tienen las manos atadas. Como insisten desde la Fiscalía, hasta el momento no se trata de alguien peligroso ni que haya delinquido gravemente, pero sí necesita una ayuda especializada que el sistema no le sabe prestar.
No es consciente de sus actos
«Él cada vez que sale del juzgado se va al centro, porque lo considera su casa, y no es consciente de que en ese lugar no puede estar. El director del centro ha hecho mucho por él, pero allí no lo puede tener. Alguna vez lo hemos remitido a Salud Mental, pero se ha llevado allí una semana y luego le dan el alta y vuelve al mismo sitio de siempre. Realmente no sabemos qué hacer con él». En la mañana de ayer, el ciudadano marroquí permanecía detenido en el Juzgado de Instrucción número 1, a la espera de que dictaminaran su futuro.
Como informaron las mismas fuentes, si continúa sin trabajar en enero se le acabará el permiso reglamentario y tendrá que regresar a su país. Una solución triste, como apuntan, pero ante la que quedan pocas opciones, pues son muchas personas las que padecen algún tipo de patología mental y el desamparo en el que se encuentran es absoluto.