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El Reichstag berlinés siitiado por la policía. / Ap
riesgo de atentados

El Reichstag cierra ante la alarma antiterrorista generalizada en Alemania

La sede del Parlamento alemán no permite visitas y sus alrededores están vallados y protegidos por un contingente de 60 policías con armas automáticas

EFE
BERLÍNActualizado:

El Reichstag berlinés ha quedado desde hoy y hasta nuevo aviso cerrado al público y custodiado por patrullas policiales, en medio del clima de alerta en Alemania por amenazas terroristas, mientras la Policía reclama refuerzos ante una alarma general que puede desbordarla.

La sede del Parlamento, símbolo de la vida democrática e imán turístico del barrio gubernamental, prescindirá temporalmente de las largas colas de visitantes ante su acceso principal por imperativos del reforzado dispositivo de seguridad.

Mientras el ministro del Interior, Thomas de Maizière y el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, insisten en el mensaje de no dejarse llevar por el pánico, las autoridades berlinesas optaron por reforzar con vallas y un contingente de 60 policías, armados con automáticas, los alrededores del Reichstag. De Maizière ha calificado de irresponsable el flujo de especulaciones difundidas, desde que el miércoles pasado admitió la existencia de "indicios serios" de atentados. Unos planes que, según unos u otros medios, apuntan al Reichstag, a mercadillos navideños o a cualquier otro espacio público. "Los servicios de seguridad refuerzan sus dispositivos en función de sus análisis de la situación, no como reacción a peligrosas especulaciones periodísticas", ha atajado Seibert, a la pregunta sobre si esos "indicios serios" de amenaza afectan al Reichstag o si simplemente el edificio entra en el radio de la alerta general.

Diversos medios avanzaron la semana pasada que se contaba con la llegada a Alemania, este lunes 22, de dos o hasta cuatro miembros de un comando islamista con visado para circular por la zona Schengen. Der Spiegel situó al Reichstag entre los puntos de mira del terrorismo islámico, que supuestamente podría planear una toma de rehenes y posterior masacre en el interior del edificio, para febrero o marzo. Estas informaciones proceden, según el semanario, de un arrepentido entre los círculos del terrorismo islámico, que se habría puesto en contacto con la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) alemana.

Las medidas de seguridad son más que perceptibles, por la presencia de las patrullas policiales en aeropuertos, estaciones de ferrocarriles y otros lugares públicos de todo el país, extendidas ahora al Parlamento y principales dependencias gubernamentales. En las estaciones de metro se difunden ininterrumpidamente mensajes de alerta llamando a comunicar la presencia de toda bolsa o bulto abandonado y los 'Länder' apelan a la colaboración ciudadana para detectar movimientos o individuos sospechosos.

Estrechamente vigilados

A las medidas visibles para cualquier ciudadano se suman la labor menos perceptible de observación de sospechosos. Los servicios de seguridad vigilan en estos momentos a 130 presuntos islamistas calificados de peligrosos, entre ellos una veintena de individuos que han pasado por campos de entrenamiento en países como Afganistán, según ha explicado un portavoz de Interior. El número de seguidores del radicalismo islámico se extiende a un millar, de los cuales esos 130 están bajo observación "regular". Entre ese centenar largo de sospechosos hay tanto alemanes conversos al Islám, como ciudadanos de origen extranjero que han adquirido la nacionalidad alemana, según la fuente de Interior, que rechazó dar más detalles acerca de ellos por razones de seguridad. "Podemos felicitarnos de que, hasta ahora, Alemania ha logrado desactivar a tiempo todos los intentos de atentado islámico en el país", ha dicho Seibert.

Entre los grupos interceptados a tiempo Seibertha citado al Cuarteto de Sauerland, el grupo que lideraron dos alemanes conversos al Islám y que fue desmantelado en septiembre de 2007, cuando presuntamente preparaban atentados de efectos devastadores en el país. En este contexto, el sindicato de la policía (GpP), en su asamblea anual abierta este lunes, advirtió de que el cuerpo está ya al borde de sus posibilidades y que no será posible mantener indefinidamente la situación ahora temporal de alerta. "Estamos prácticamente desbordados y limitados por las restricciones presupuestarias. La seguridad nacional es prioritaria para la ciudadanía y el estamento político debe reaccionar", ha indicado el presidente saliente del sindicato, Konrad Freiberg. La GpP ha reclamado ya un reforzamiento de sus efectivos en las pasadas protestas del movimiento antinuclear contra los transportes de residuos atómicos al cementerio de Gorleben.