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ESPAÑA

Más de 37 años de lucha

Los jóvenes, hartos de los fracasos, se distancian del Polisario, que nació para combatir el colonialismo español

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Han pasado 37 años desde que, en mayo de 1973, un grupo de estudiantes liderados por Mustafa Seyid El-Uali fundara el Frente por la Liberación de Saguia El Hamra y Río de Oro, una organización destinada en un principio a hacer frente al colonialismo en los últimos años de ocupación española y que pronto se convirtió en el Ejército de una nación desterrada frente a sus vecinos de Marruecos.

En estos años, el Polisario ha conseguido construir un Estado, la República Árabe Saharaui Democrática, con base en los campos de Tinduf, en Argelia. Los campamentos se levantan sobre un desierto inhóspito que dificulta la ya escasa actividad económica. Las aproximadamente 165.000 personas que allí viven dependen casi por completo de la ayuda internacional que, sin embargo, no alcanza para cubrir las necesidades básicas y que además está condicionada por los vaivenes políticos de los países donantes. La propaganda del Polisario impregna cada segundo de vida de la población, plagada de actos y manifestaciones reivindicativas. Todos tienen en la cabeza la idea de que, tarde o temprano, regresarán a su tierra, aunque la evolución del conflicto en la esfera internacional invite poco al optimismo.

Pero cada vez son más las voces discordantes en la 'hammada' argelina. Los jóvenes saharauis están cansados de promesas y piden volver a la guerra. Un sentimiento que se ha visto alimentado tras el sangriento desmantelamiento en El Aaiún del campamento Gdeim Izik.

Los cerca de 20.000 habitantes del asentamiento pedían trabajo, vivienda y poder beneficiarse de las riquezas naturales del Sáhara, su tierra, como hacen los marroquíes que lo ocupan. Pese a habitar en el lado menos malo del Muro de la Vergüenza -construido por Marruecos y que les separa de sus familias-, los saharauis con carta de identidad marroquí no corren mejor suerte que los exiliados en el desierto. Son extranjeros en su propia tierra que ven vulnerados sus derechos por parte de Rabat, según denuncia Amnistía Internacional.

Los acontecimientos de los últimos días hacen a muchos plantearse si lo ocurrido en Gdeim Izik no constituirá un nuevo hito en este contencioso, y si como ocurrió en Timor Oriental, empujará, por fin, a la comunidad internacional a encontrar una solución definitiva a un conflicto que lleva 35 años enquistado. Entretanto, vientos de guerra asolan el Sáhara.