«Vivo gracias a lo que le pasó a Puerta»

Son 25 los días que han pasado desde el fatal incidente que marcó el encuentro de Segunda División entre el Salamanca y el Betis en el Helmántico. Casi un mes desde que a Miguel García a punto estuviera de escapársele la vida sobre el terreno de juego, por culpa de un infarto del que ha podido recuperarse satisfactoriamente.

Es el tiempo que cumple el ex futbolista del Cádiz en esta su 'segunda vida'. Más que suficiente para darle vueltas a la cabeza, para reflexionar y replantearse cosas importantes que, antes, pasaban completamente desapercibidas.

«Lo que le pasó a Puerta, que desgraciadamente ya no está con nosotros, a mí me ha salvado la vida. Y creo que, gracias a mí, a partir de ahora se van a poder salvar muchas más. Ya se ha aprobado que en los campos de Segunda B y Tercera haya desfibrilador. Aunque debería estar en todos los campos, no solo en los profesionales y semiprofesionales». Son palabras duras pero esperanzadoras. Y es que el manchego ha visto de cerca la guadaña y espera que su caso sirva para que se pueda evitar que acaben en tragedia otros similares.

No debe ser fácil asimilar lo que le pasó a Miguel García, aceptar que desde ese momento el fútbol en activo ya se había terminado. Él ha sabido digerirlo todo con madurez, ha optado por el optimismo para seguir adelante. Se trata de un ciclo que se cierra y otro nuevo que se abre. «Ahora pensar en el fútbol no pasa por mi cabeza. Lo importante es que estoy vivo y puedo contarlo. El fútbol queda en un segundo plano. Ha sido una carrera en la que he disfrutado muchísimo, el fútbol me lo ha dado todo, pero a partir de ahora a pensar en planificar mi vida. Mi futuro empieza por disfrutar un poco más de mi familia, que hasta ahora no he podido mucho. Pasar la Navidad junto a ellos. A partir de ahí, tengo varias ofertas encima de la mesa, todas ligadas al fútbol. Las estudiaré y elegiré la mejor para mí y para mi familia», explicó ayer el ex futbolista del Cádiz para los micrófonos de Punto Radio.

Lo mejor es hacer borrón y cuenta nueva. «He visto la caída, pero no la secuencia completa. No quiero tener ese mal recuerdo en mi memoria». Sus recuerdos de aquel momento son bastante vagos. «No me enteré de nada, yo me encontraba bien, lo único es que algunos compañeros durante el partido me decían algunas cosas que yo prácticamente no contestaba. Estaba un poco ido. Lo último que recuerdo fue que me agacho, aprovechando un momento de parón, para abotonarme las botas y al levantarme me mareo y me caigo desplomado. Lo siguiente que recuerdo es en el mismo campo, que ya recupero la consciencia y al abrir los ojos me veo a los dos doctores emocionados al saber que me habían devuelto la vida».

Las imágenes dieron la vuelta al mundo por su crudeza, y a Miguel le han llegado mensajes de apoyo desde todos los puntos. Muchísimos, desde Cádiz. «Estoy muy agradecido a la gente de Cádiz, es un orgullo saber que han estado pendientes de mí».