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Manuel Moya ha traducido el 'Libro del desasosiego' de Fernando Pessoa. :: LA VOZ
Sociedad

«No debemos tomarnos la vida tan en serio»

Manuel Moya Escritor. El autor onubense acaba de ganar el XII Premio Unicaja de Novela con 'Las cenizas de abril'

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Una historia de dolor y desengaño le ha valido a Manuel Moya el XII Premio Unicaja de Novela 'Fernando Quiñones'. 'Las cenizas de abril' refleja la historia reciente de Portugal, el episodio de la Revolución de los Claveles y cómo una firme defensora de la libertad descubre el oscuro pasado de su padre. El escritor y traductor onubense, más conocido por su faceta poética, se alzó ayer con este galardón gracias a una obra «compleja y poderosa, con personajes variados y muy bien dibujados», según palabras del jurado.

El escritor y periodista peruano Martín Mucha, con su primera novela, 'Tus ojos en una ciudad gris', fue el finalista de esta edición del galardón, que coincide con el duodécimo aniversario del fallecimiento del escritor gaditano Fernando Quiñones.

El primer premio está dotado con 30.000 euros, una estatuilla del conocido escultor Miguel Berrocal y la publicación de la obra por Alianza Editorial, mientras que el autor de la obra finalista recibirá 6.000 euros, además de la publicación de su libro bajo el mismo sello.

-Ya ha ganado otros premios anteriormente pero, ¿qué significa hacerse con este galardón?

-Es el más prestigioso que he ganado y el primero en novela, por ello es un reconocimiento muy importante para mí.

-¿Cuál es la historia que ha cautivado al jurado?

-Es la historia de una niña que se implica en la Revolución de los Claveles en Portugal y descubre que su padre tiene una relación sucia con la dictadura anterior. Su padre no era quien ella pensaba y eso le hace zozobrar. Ella no puede continuar con su lucha, esto fastidia su vida. Emprende una caída a los infiernos. Hay que decir que la revolución lusa fue una ilusión para mucha gente que fue perdiendo fuerza.

-Además de situar esta trama en Portugal, ha traducido parte de la obra de Pessoa al castellano. ¿Qué relación tiene con el país vecino?

-Vivo cerca de la frontera, en un pueblo de Huelva que se llama Fuenteheridos, la cultura lusa está muy presente allí. Además conozco su historia, su lengua y me interesa mucho todo lo que tiene que ver con Portugal.

-Tradujo 'El libro del desasosiego' de Pessoa, ¿qué es lo que le fascina del poeta?

-Su inmensa lucidez y humanidad. Parecía un hombre frío, un extranjero en su tierra, pero nadie ha ahondado en la 'saudade' como él, en ese conflicto tan propio de los portugueses.

-El concepto de 'saudade' no es exactamente una nostalgia, es más complejo. A veces cuesta entenderse desde fuera.

-Es indefinible a la hora de arrastrar esos sentimientos. Quizá se deba a que Portugal mira al mar. España le ha cerrado la posibilidad de ser europea, está más vinculada con América y África.

-¿Cuáles fueron sus primeros pinitos en la novela?

-Comencé con 'La mano en el fuego', una novela erótica; luego vino 'La tierra negra', una historia sobre la Guerra Civil, sobre unos sucesos que ocurrieron en mi pueblo. También tengo 'Majarón', una novela corta sobre un niño que se encuentra en un correccional.

-¿Cuáles han sido sus grandes referentes literarios?

-Aparte de Pessoa, por supuesto, también Antonio Machado, Julio Cortázar y Vargas Llosa.

-Es más conocido por su trayectoria poética.

-Sí, he publicado mucha poesía. Me considero más poeta que novelista.

-¿Podría definir su poesía?

-Es complejo pero trato de hacer una poesía humana, cauterizar el dolor de vivir. Suelo trabajar sobre islas, islas donde alguien pueda sentirse bien. Siempre con un espíritu positivo, pero es inevitable que aparezca el dolor de la existencia.

-¿Cómo puede vivirse con ese dolor?

-Cada uno se busca sus propias aspirinas para sobrellevar el dolor, es algo que está en la vida. La literatura puede ser un buen antídoto, o la música.

-En su caso, ¿cuáles son sus antídotos?

-La literatura y la familia, la esperanza que uno deposita en los hijos... No hay que tomarse la vida tan en serio, pero es algo que lleva tiempo asumir.