El coche fúnebre, a su llegada al Tanatorio de Jerez. | Javier Fernández
trágico accidente

Último adiós a la joven pareja que falleció en una vivienda de San Benito

El sepelio de Sonia R. M., ha tenido lugar en el Tanatorio de Jerez, mientras que Daniel G. T., será enterrado en el Cementerio Mancomunado de Chiclana, por expreso deseo de sus familiares

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Como corroboraron ayer desde el Tanatorio de Jerez, el sepelio de Sonia R. M., la chica que fallecío el pasado martes en Jerez junto a su pareja Daniel G. T, intoxicados con monóxido de carbono tras producirse un fallo en el calentador de la casa en la que estaban en el barrio de San Benito, ha tenido lugar allí mismo desde las 9.30 horas. Su funeral se celebrará en la Iglesia de Cristo Resucitado. Daniel, por contra, será enterrado en el Cementerio Mancomunado de Chiclana, por expreso deseo de sus familiares. Pese a las previsiones iniciales de la Policía, las autopsias se llevaron a cabo con la máxima celeridad y en menos de un día los forenses dictaminaron la causa de la muerte, lo que favoreció que los jóvenes hayan podido ser velados con prontitud.

Fueron varias las hipótesis que barajó la Policía Nacional, pero finalmente la autopsia de los cadáveres de la pareja joven que murió el martes en San Benito ha revelado que el fallecimiento se produjo por inhalación de monóxido de carbono, debido a la mala combustión de un calefactor. Así lo han confirmado fuentes de toda solvencia a este medio, a falta de la pronunciación oficial de la Comisaría que recibió en la tarde de ayer los resultados del Instituto de Medicina Legal de Cádiz

Como explicaron en un primer momento fuentes de la investigación, la falta de olor a gas y el hecho de que no intervinieran los Bomberos hizo que los investigadores se decantaran por la intoxicación alimentaria, junto con la circunstancia de que los cuerpos fueran hallados rodeados de vómito. Sin embargo, los forenses han establecido como causa del fallecimiento que tanto la pareja como su perro inhalaron este gas y cayeron fulminados por ello.

La explicación que podría justificar la falta de indicios que apuntaran a esta causa radica en que con toda probabilidad hacía muchas horas que se produjo el fatal desenlace cuando se descubrieron los cadáveres, por lo que cualquier rastro de monóxido se habría esfumado. Y es que ni siquiera los vecinos olieron algo raro ni se percataron de nada sospechoso en toda la noche ni durante la mañana.

Como publicó ayer LA VOZ, el descubrimiento de los restos ocurrió a eso de las 16.30 horas, cuando la madre de Daniel G. T, el joven de 25 años fallecido, fue alertada por compañeros de su hijo que le advirtieron preocupados de que éste no había acudido a trabajar ese día. Por ello, todo apunta a que la muerte se produjo durante la noche o a primera hora de la mañana.

El chico y su pareja de 24 años, identificada como Sonia R. M, residían en el piso de la calle Doctor Marañón propiedad de Josefina, la madre de él, desde que volvieron del norte del país, donde habían encontrado un empleo. Cuando se instalaron en Jerez, el joven comenzó a trabajar y de momento ambos se quedaron en la vivienda materna, donde se produjo el fatal desenlace. Así lo contaron los vecinos del edificio, donde todos coincidieron en afirmar que, mientras que Josefina llevaba varios años viviendo en el piso y era de sobra conocida, los fallecidos había llegado recientemente y apenas si sabían cómo se llamaban.

Hallazgo fatal

De lo que sí pudieron informar ampliamente es del momento en el que la madre llegó a la casa, alertada por los compañeros de Daniel, después de dejar a su pareja en el hospital donde está ingresado. La mujer se dirigió al domicilio con los dos hijos pequeños de éste, pero tuvo la precaución de mantenerlos en el coche mientras ella subía a su vivienda, ubicada en el tercer piso.

«Yo estaba en casa con mi nieta -relató una vecina-, cuando ésta me dijo que estaba viendo muchos coches de policía. Al principio pensamos que se había producido un accidente, hasta que la niña se enteró de que había dos muertos en la casa de arriba». Cuando Josefina llegó al lugar, según esta persona, descubrió al momento los cuerpos y avisó muy nerviosa a su vecina más cercana.

«Yo, tal y como entré, salí», aseguró esta última, que acudió a la llamada de socorro de la madre y comprobó en persona lo ocurrido. Su entrada, efectivamente, fue tan rápida que afirma que no se percató de que oliera de una determinada forma y que ni siquiera vio los vómitos que rodeaban los cadáveres.

«Figúrate cómo estaba la mujer... -comentó otra testigo-. Nada más que hacía gritar ¡es mi hijo, es mi hijo!, hasta que la de al lado fue a socorrerla». Como ya salió a la luz ayer, el cuerpo de Sonia estaba desnudo y tendido en la bañera cuando la encontraron, mientras que el de su pareja yacía en el salón junto a su perro.

A pesar de que el vehículo de Daniel permaneció estacionado en las inmediaciones del edificio durante toda la mañana (algo fuera de lo común porque lo utilizaba para ir al trabajo), nadie se percató de ello o le dio la más mínima importancia, algo que entra dentro de la normalidad debido al poco contacto que mantenían los finados con el resto de la comunidad