Un cantecito entre amigos en defensa de la candidatura
Los artistas flamencos de Cádiz unen sus voces para exigir el reconocimiento universal de este arte
CÁDIZ.Actualizado:Entre vinos, montaditos de jamón, cervezas y columnas de humo, animadas tertulias se sucedían ayer al mediodía en la peña Enrique El Mellizo. Por el umbral de la Punta de San Felipe, desfilaban cantaores de renombre, jóvenes promesas, expertos e investigadores de lo jondo y decenas de aficionados. Juntos, defendieron ayer la candidatura del flamenco como patrimonio inmaterial de la UNESCO. Y lo hicieron de la única manera que saben, 'echándose un cantecito'. Hubo reivindicaciones por bulerías y exigencias acompañadas de 'pataítas'.
Los responsables de tal reunión fueron los periodistas del programa de flamenco de Canal Sur Radio, que lideraron la convocatoria junto al presidente de la peña El Mellizo, Antonio Benítez. «Ya es hora de que se reconozca el flamenco a nivel mundial», apuntaba el responsable de la asociación, que estuvo acompañado en todo momento de los presidentes de otras agrupaciones similares como Eduardo Márquez (Centro Chano Lobato), Luis Franco( Peña Juan Villar) y Paco Real (Peña La Perla de Cádiz).
Entre los artistas, distintas generaciones de cantaores, tocaores y bailaores. Allí estaban los grandes maestros Juan Villar, Rancapino y Nano de Jerez, vínculo entre los cantes de Cádiz y Jerez. Entre las grandes féminas de las tablas figuraban Anabel Rivera, Carmen de la Jara o Mariana Cornejo. Y las nuevas generaciones, por su parte, estuvieron representadas por David Palomar y Niño de la Leo. Completaban tan espectacular elenco otras figuras de lo jondo como Antonio y Paco Reyes, el jovencísimo Joaquín De Sola y la bailaora Lidia Cabello.
Todos ellos disertaron acerca de las ventajas que supondría para este arraigado arte conseguir la distinción de la UNESCO. «Es una deuda pendiente con nuestros antepasados», coincidían, así como en que «esto se tendría que haber hecho mucho antes». Hoy en Nairobi se conocerá la noticia, pero el mundo del flamenco ya lo daba por seguro. «Esto es algo muy grande», apuntaba Anabel Rivera. «Es un logro para todos», completaba Lidia Caballo. «Siempre se ha considerado el aspecto festivo del flamenco, pero no tanto su importancia cultural», reconocía ayer la bailaora. «Es importante que nuestro trabajo se considere a la altura de otros, porque el flamenco es nuestra vida».
Para uno de los maestros, Nano de Jerez, «esta música es una privilegiada, porque gusta en todo el mundo». El cantaor recordó cuando ya en 1978 él estuvo de gira por Japón y observaba con asombro cómo al público nipón le fascinaba el compás, la magia y el duende flamenco. «Es una energía, un sentimiento que se transmite fácilmente aunque se esté en el extranjero».
Eternos debates
Los artistas aprovecharon también para discutir aspectos como la fusión, la evolución de la música, el aumento de espectáculos y los reconocimientos. Mientras los más veteranos coincidían en la necesidad de preservar la pureza del cante, los más jóvenes apostaban por nuevas vías de conectar con el público. «A mí me interesa llegar al público no aficionado», aseguraba el artista de La Viña, David Palomar. «Habría que crear un público más taquillero, que acudiera a los teatros para ver espectáculos de calidad, pero claro, esos montajes exigen más ayudas para llevarse a cabo».
Para el maestro Rancapino, «hoy en día hay muy pocos artistas que canten y les duela por dentro, se pueden contar con una mano». «Cada uno puede hacer lo que quiera, pero el flamenco es el flamenco, la fusión es otra cosa», añadía Juan Villar, que no dudó en afirmar que «este reconocimiento no va a servir para acabar con la crisis».