El PSOE teme que la actitud de Zapatero sobre el Sáhara frene su «remontada»
Los socialistas buscan gestos que calmen a su electorado, aunque trata de no culpar a Marruecos
MADRID.Actualizado:La contención de España hacia Marruecos en el conflicto del Sáhara está pasando una seria factura al PSOE. El impulso logrado por el cambio del Gobierno se está desinflando a marchas forzadas con un asunto que, como reconoció ayer el secretario de Organización del partido, Marcelino Iglesias, es «extraordinariamente sensible» para las bases socialistas y para el propio partido. Así lo sienten, al menos, destacados dirigentes y miembros del Ejecutivo. El problema, añaden, es que no hay mucho margen de maniobra.
El presidente del Gobierno ha sido muy claro en sus directrices sobre este asunto. En la primera reunión de la ejecutiva del partido gubernamental tras el desmantelamiento del campamento saharaui de Gdaim Izdik hizo un contundente llamamiento a la prudencia con el argumento de que las relaciones con Marruecos son un asunto estatégico de Estado. Sin embargo, en el PSOE buscan ahora un modo de contrarrestar la decepción y el malestar de sus simpatizantes con pequeños gestos.
El propio Iglesias hizo un esfuerzo tras la reunión de la comisión permanente de la dirección socialista y subió ligeramente el tono de las reclamaciones al país vecino. Del «pedimos contención» de la semana pasada pasó a «exigir respeto a los derechos humanos». A eso hay que añadir las gestiones de la secretaria de Política Internacional del PSOE, Elena Valenciano, para tratar la cuestión con el Frente Polisario.
Valenciano se reunió ayer en París con Mohamed Beissat, representante de la organización saharaui en Europa, y la semana que viene celebrará en Madrid otro encuentro en el que está previsto que participen más dirigentes del partido. La foto será la cruz de la que podrá verse mañana en el ministerio del Interior: la del vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, con su homólogo y responsable de las Fuerzas de Seguridad marroquíes, Taieb Cherkaui. Una instantánea que, de nuevo, preocupa.
En el Gobierno aclaran que este encuentro nada tiene que ver con los incidentes de El Aaiún y que estaba programado desde mucho antes. Un destacado miembro del Ejecutivo admitió que este encuentro echará más leña en la hoguera del disgusto socialista por los sucesos en el Aaiún y la respuesta gubernamental. «No hemos dado con la tecla de la respuesta adecuada» que exteriorice el malestar con la actuación de Marruecos sin poner en peligro las relaciones bilaterales, admiten en el Gobierno. En el PSOE y en sus aledaños la incomprensión con el empeño del Ejecutivo en no incomodar a los marroquíes es grande. Y no son pocos los que exteriorizan esa sensación.
Descontento interno
Lo que se ve es solo una muestra: la dimisión del navarro Carlos Cristóbal, que ha dejado las filas socialistas tras 23 años de militancia porque se siente «profundamente defraudado» con la actitud de su partido; la manifestación pro-saharaui del pasado sábado, llena de filosocialistas o socialistas de pro como el alcalde donostiarra Odón Elorza o los escritos de condena al comportamiento de Marruecos que han remitido a la ejecutiva federal agrupaciones como la de Alicante.
Son señales tan claras de malestar interno como lo es la declaración del 'Intergrupo del Congreso sobre el Sáhara' difundida por los integrantes socialistas y en la que se condenaba «enérgicamente» la pérdida de vidas humanas. Horas después de haberse hecho pública, la dirección del grupo socialista decidió desautorizarla y se encargó de remarcar que se trata de una «iniciativa personal». La coordinadora del 'Intergrupo' es la socialista Fátima Aburto.
Contener el enfado interno será complejo porque ni el Gobierno ni la dirección del PSOE se plantean modificar la posición de fondo. La ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, se escudó en una entrevista en la cadena Ser en que «la contundencia y el tono altisonante» solo servirían para hacer saltar por los aires la interlocución sobre el Sáhara y aseguró que España «siempre ha defendido la autodeterminación del pueblo saharaui». Pero negó que pueda hacer más, por ejemplo, liderar una posición común en la UE sobre este asunto. La razón: que no se trata de un asunto bilateral entre España y Marruecos y que no lo está haciendo Francia que es un país con mucho peso en la zona.
En el PSOE admiten sentirse condicionados porque, para el resto de la comunidad internacional, este es un tema menor y porque Marruecos tiene el mejor socio que nadie pueda tener, Estados Unidos, con el que mantiene una relación privilegiada. «Para ellos se trata de un país relativamente democrático, lo cual ya es mucho en esa área del país, que además sirve de muro de contención al terrorismo islámico», dicen fuentes de la dirección socialista.
Hay, además, algo difuso en toda esta historia. Nadie sabe en el PSOE -y el Gobierno tampoco lo explica- por qué las autoridades marroquíes se lanzaron de forma tan agresiva contra el asentamiento de El Aaiún; un campamento que, recuerdan, era en principio ajeno a la causa del Frente Polisario y surgió como protesta por las condiciones de vida en la antigua colonia.
El caso es que, de momento, no habrá condena oficial. Porque según el secretario de Organización socialista, no hay que emplear «ningún término» que pongan en peligro el papel de España en la búsqueda de una solución.