Quiero ser policía

Todos tenemos un sueño, el mío es formar parte del Cuerpo Nacional de Policía. Soy una de las más de 60.000 personas que opositan anualmente a este cuerpo. Me levanto cada día muy temprano para coger el coche e ir a entrenar; me coge un poco lejos, pero el entrenador es uno de los mejores de mi ciudad. Después de comer, a clase, y luego a seguir estudiando hasta altas horas de la noche. No me importan los días de playa perdidos, ni el dinero gastado ni todo lo que he sacrificado, porque eso es lo que me gusta, y no puedo cambiarlo. Sé que este año se han ofertado muy pocas plazas, pero tampoco me importa porque sé que una es mía. Soy una chica normal, no soy especialmente inteligente, pero eso lo compenso con mi esfuerzo y mi gran ilusión, tengo muy buena forma física; de hecho soy una de las mejores de mi clase. Y si el día del examen me vierais allí de pie, en la puerta del aula, esperando para hacer el examen de acceso, no habría nada en particular que os llamara la atención sobre mí. Solo hay un pequeño problema, tengo más de 30 años. En mi carné de identidad hay un número de cuatro cifras que me impide cumplir mi sueño. Por este motivo estoy considerada persona no apta o no con suficientes aptitudes psicofísicas para poder ejercer esta profesión.