ANTONIO FERNÁNDEZ
Actualizado:Antonio Fernández no lo tiene fácil en su nuevo cargo como presidente del Consejo Regulador. El reto que tiene por delante es considerable para lograr cumplir dos de sus grandes objetivos: la unidad y el reflotamiento de un sector, el del Marco de Jerez, que no está viviendo precisamente su mejor momento. Los motivos son numerosos y de lo más diversos.
Para empezar, el ex consejero de Empleo llega a la presidencia de la entidad tras unas elecciones que se resolvieron por un único voto de diferencia, poniendo de manifiesto la división existente en el Marco. Luego está su resistencia, por el momento, a no dejar su acta de diputado en el Parlamento andaluz, pese al dictamen que dice que debe hacerlo porque los dos cargos son incompatibles entre sí. Fernández no puede permitirse el lujo de proyectar la sensación -errónea o no- de querer aferrarse el sillón político a toda costa. Si hay algo que debe cuidar ahora con especial mimo es su imagen. Y, sinceramente, no ha empezado precisamente con buen pie en esa cuestión. Fue, de hecho, uno de los comentarios más repetidos el miércoles, cuando tomó posesión en presencia de la consejera de Agricultura, las alcaldesas de Jerez y Sanlúcar, el primer edil de Trebujena y numerosos representantes del sector. El reseñado era uno de los motivos que se argumentaba, como también el de no haber cuidado más y mejor el asunto de las relaciones. Hubo 'olvidados' que estaban molestos por no haber sido invitados a la cita. Otra evidencia de que el ex consejero falla en su política de comunicación y de protocolo. Es algo, en cualquier caso, que está a tiempo e rectificar. Me consta, además, que hay quien ya le ha aconsejado recientemente en ese mismo sentido.
Luego está el asunto de su relación con la alcaldesa. No es ningún secreto ya que las relaciones entre Antonio Fernández y Pilar Sánchez no son buenas. Bueno, para ser más exactos, son pésimas. No se tragan el uno al otro, vamos. Podría profundizar, incluso, en episodios recientes que lo ponen de manifiesto, pero la falta de espacio me lo impide. Tampoco creo que sea cuestión de poner el dedo en la llaga en estos momentos. Ambos deben comprender que se necesitan, que no les queda otra que enterrar el hacha de guerra de una vez por todas, por el bien del Marco y de Jerez. Y en este caso no es sólo una cuestión de formas, no basta con mantenerlas, sino que la colaboración entre ambos, Ayuntamiento y Consejo Regulador, es primordial.
Fernández es consciente -o debería serlo- de que le queda mucho trabajo por delante y que no lo va a tener fácil. Que debe remangarse, buscar esa unidad, ese entendimiento. Que tiene que conseguir que todos remen en la misma dirección. Y, sobre todo, que no tiene ante sí un retiro dorado como creen algunos. Esperemos también que no se encuentre demasiadas piedras en el camino.