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PAN Y CIRCO

HASTÍO GENERAL

FRANCISCO MÁRQUEZ
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El aficionado del Cádiz está harto de estar harto. Los hubo que no renovaron su abono a principios de liga. Muy respetable. Ellos son los que se han comido el marrón de otras temporadas, sobre todo de la pasada, y consideran que ya han pasado bastante y que no están dispuestos a sufrir más por un equipo que les aporta muy poco en la actualidad. No por ello son menos cadistas. Tampoco son más cadistas los que atacan a los descorazonados. El Cádiz Club de Fútbol, como tal, es una sociedad anónima y ofrece un producto que a mucha gente no le interesa. Con el estrés que nos rodea y las ganas que tenemos de que llegue el fin de semana, el personal se decanta más por estar con su familia, con ir al cine, o con disfrutar por televisión con los partidos del Barça y el Madrid que, por otra parte, están protagonizando un duelo apasionante, infinitamente más atractivo que el devenir de los amarillos hasta ahora en Carranza.

Luego están los que decidieron renovarse el carnet. Muy respetable también. Al principio reconozco que me costó creer que hubiese tanta gente que volviesen a demostrar su fidelidad, pese a las continuas decepciones sufridas. Incluso dudé de que las cifras aportadas fueran reales. Pero parece ser que sí. Transcurrido casi un tercio de la campaña muchos también han desertado. El Cádiz pasó a la historia por ser el club con más abonados de Segunda B y ahora lo va a hacer porque al estadio no van ni los propios socios. Curioso que desde la entidad se aportan ahora cifras de afluencia de espectadores cuando siempre han sido reacios a aportar cualquier tipo de dato. Que le pregunten a Fernando Estrella en las juntas de accionistas.

Alguien dijo hace poco que los amarillos no se parecen en nada al equipo de hace dos años. Está claro, la situación económica es peor, el plantel también y el entrenador tres cuartos de lo mismo. Y como Muñoz sigue mandando en la sombra, siempre es en parte «culpable» de lo que pasa. O, al menos, del cansancio de los incondicionales.