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El presidente de la Generalitat, José Montilla, rodeado por varios ministros del Gobierno, ayer, antes de su intervención en el Club Siglo XXI de Madrid. :: EFE
ESPAÑA

Montilla llama al aislamiento político del PP por «xenófobo» y anticatalán

PAULA DE LAS HERAS
MADRIDActualizado:

La estrategia del actual presidente de la 'Generalitat', José Montilla, de renunciar a alianzas incómodas tras las elecciones 28 de noviembre le ha acabado dejando un estrechísimo margen de maniobra. El candidato de los socialistas catalanes anunció ayer que no pactará «bajo ninguna circunstancia» con el Partido Popular, al que acusó de «xenófobo» y contrario a los intereses de Cataluña. La promesa se suma a la que ya realizó hace semanas, cuando aseguró que no repetiría la fórmula del tripartido con Esquerra Republicana de Catalunya e Iniciativa-Verds porque los independentistas se han lanzado a la defensa de un referéndum inconstitucional y los catalanes no están para «aventuras».

En realidad, la declaración tiene más importancia simbólica que real. Resulta harto improbable que los 'populares' de Alicia Sánchez Camacho apoyen a un Gobierno del PSC, pero es aún más impensable, sobre todo con las encuestas en la mano, que los números salgan. El propio Montilla admitió durante un almuerzo-coloquio en el Club Siglo XXI, en Madrid, que los pronósticos electorales le son «adversos»; tanto, que podría perder un tercio de sus votantes. Y aunque los estudios de opinión auguran un ligero repunte del PP y le sitúan como tercera fuerza política tampoco vaticinan un despegue espectacular en escaños.

Lo que pretendía Montilla era colocar al líder de CiU en una posición difícil. Porque, ahora, Artur Mas no se niega a acuerdos concretos con el partido de Mariano Rajoy para garantizar su gobernabilidad. El líder de los socialistas catalanes azuzó así la imagen del PP como bestia negra de los valores catalanes, y al tiempo buscó su identificación con lo antisocial.

Tres son los pecados que, a su juicio, deberían convertirlo en una suerte de 'apestado' : sus «ataques» contra la lengua catalana; contra el marco de autogobierno, o sea, contra el 'Estatut', y contra la convivencia, por su propuesta de expulsar a los inmigrantes en paro y exigir al resto un contrato de integración; una iniciativa, dijo, «irreal, oportunista, demagoga, xenófoba», que se apoya en las «bajas pasiones» de los más desfavorecidos y que busca la «confrontación social».