Redadas masivas contra la revuelta
Los saharauis denuncian centenares de detenidos y desaparecidos mientras Rabat habla de vuelta a la normalidad
RABAT.Actualizado:Tras la tempestad, llegaron las redadas. Marruecos confirmó ayer haber detenido a 163 personas en los disturbios que se produjeron tras el desmantelamiento del campamento de protesta de Gdaim Izik, que desataron en El Aaiún las peores escenas de violencia en veinte años. Fuentes saharauis aseguran que los arrestados son muchos más, y que también hay «cientos de desaparecidos».
La capital del Sáhara Occidental vivió ayer una relativa calma en sus calles, donde algunos comercios y cafeterías comenzaron a abrir sus puertas tras dos días de caos y miedo. Sin embargo, muchos activistas permanecían escondidos en casas de vecinos o parientes por miedo a ser detenidos. «Hoy (por ayer) he conseguido salir por primera vez de casa discretamente. Hay que tener mucho cuidado y contar con lugares alternativos donde esconderse por si te sorprenden en la calle», asegura Brahim, un activista que prefiere que su apellido permanezca en el anonimato.
Lo mismo ocurre con muchos heridos, que se han negado a acudir al hospital por miedo a ser detenidos, aseguran varias fuentes saharauis en El Aaiún. Los dos hospitales de la ciudad, el militar y el civil, se encontraban ayer rodeados por las fuerzas de seguridad, apuntaron varios testigos.
Marruecos elevó ayer a diez el número de agentes que habrían perecido en el asalto al campamento y en los enfrentamientos que se produjeron el lunes. El rey Mohamed VI se hará cargo de los gastos del entierro de los miembros de las fuerzas del orden, informó ayer la agencia oficial MAP, que no especificó si el monarca también pagaría el funeral de la única víctima civil reconocida por Rabat, Brahim Gargar Uld Hamadi.
Degollados y quemados
El Frente Polisario, sin embargo, habla ya de diecinueve muertos, entre los que se encontrarían los siete cadáveres que habrían sido encontrados en las inmediaciones del río Saguia el-Hamra, según informó, 723 heridos y 159 desaparecidos. Dos de los cuerpos tendrían impactos de bala, otro habría sido atropellado y los otros cuatro presentarían señales de haber sido degollados y quemados dentro de un vehículo, recogía un comunicado del Polisario. Algunos activistas denuncian que podrían aparecer más cuerpos, ya que muchas personas permanecen desaparecidas.
«Ayer encontré en una casa a cuatro niños pequeños. Nadie sabe dónde están sus padres», manifestaba Abdalahi Jouda, miembro de Codapso, asociación que defiende el derecho de autodeterminación de los saharauis. Según esta ONG, ocho de los miembros del comité organizador del campamento de protesta se encuentran en busca y captura, extremo que no ha podido ser confirmado oficialmente.
La información sobre lo que sucede en El Aaiún sigue llegando a través del teléfono, de los testimonios, vídeos y fotos que cuelgan los activistas en Internet y a través de los comunicados oficiales de Marruecos, todo ellos versiones que no pueden ser contrastadas sobre el terreno, ya que Rabat continúa bloqueando el acceso a El Aaiún a la prensa extranjera. Al menos a la española, ya que ayer sí se permitió volar a la capital del Sáhara Occidental a una enviada especial del diario francés 'Le Monde', mientras que dos corresponsales españoles volvían a quedarse en tierra, algo que viene sucediendo en los últimos días. Tanto Reporteros sin Fronteras como el Comité para la Protección de los Periodistas criticaron el cerrojazo informativo que las autoridades del reino alauí está llevando a cabo con el Sáhara, y las trabas que el Gobierno pone a la prensa internacional para realizar su trabajo.
Que los periodistas extranjeros no son bienvenidos en El Aaiún lo sabe muy bien Ghalia Djimi, vicepresidenta de la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones Graves de Derechos Humanos (Asvdh). A primera hora de la tarde de ayer, varios policías uniformados irrumpieron en su casa preguntando «¿dónde están los periodistas?», relató ayer la activista a este diario. «Miraron debajo de las camas, en los armarios, en el baño. Todo ello delante de mis hijos, que se quedaron traumatizados», explicó Djimi.
«Los activistas de El Aaiún, y yo como defensora de los derechos humanos y como madre, siempre apoyaremos la vía pacífica», aseguraba esta saharaui, que mantiene la esperanza por que «algún día, espero que no muy lejano, se encuentre una solución al conflicto, y que sea democrática».