![](/cadiz/prensa/noticias/201011/10/fotos/3780303.jpg)
Obama quiere reconciliarse con el Islam en Indonesia
El presidente de EE UU regresa al país en el que pasó cuatro años de su infancia convertido en un ídolo de masas
Actualizado: GuardarTras su paso por la India, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, volvió ayer a Indonesia, donde pasó cuatro años de su infancia y donde, además, podrá lucir con orgullo su segundo nombre: Hussein. Y es que este archipiélago asiático de 17.000 islas es el país musulmán más populoso del mundo, ya que 200 de sus 240 millones de habitantes siguen el Islam.
El presidente estudió en el colegio católico de San Francisco de Asís de Yakarta. Durante los tres años que pasó allí y el que cursó en la escuela pública de la calle Besuki, en Menteng, sus compañeros lo conocían como 'Barry', un muchacho espigado que sacaba las mejores notas.
Según el periódico británico 'The Guardian', en la ficha de Obama en el colegio aparece que su religión es el Islam, aunque el propio director de la escuela aclaró al tabloide que se rellenó dando por buenas las creencias del que entonces era su padrastro, el musulmán Lolo Suetoro.
Al margen de una accidentada infancia que le llevó por varios países, en Indonesia se sigue recordando con cariño a Obama. Junto a la escuela de Besuki incluso se ha levantado una estatua con la leyenda: «El futuro pertenece a aquellos que creen en el poder de sus sueños».
La idealización de Obama, premio Nobel de la Paz, llega a tal punto que su foto está las aulas, junto a carteles que recuerdan que «es bueno ser una persona importante, pero es más importante ser una buena persona». Después de que tuviera que suspender dos visitas este año y casi se cancelara el viaje por el volcán Merapi, Indonesia se ha volcado con Obama, donde le espera una apretada agenda.
Tras cenar anoche con el presidente Susilo Bambang Yudhoyono -el dirigente y su esposa Michelle pudieron disfrutar de los platos favoritos del presidente estadounidense cuando era niño, como el nasi goreng, el bakso o el rambután-, hoy pronunciará un discurso en la mezquita Istiqlal, la mayor del Sureste Asiático. Tras proponer al mundo musulmán un «nuevo comienzo» en El Cairo el año pasado, dicha alocución es otra oportunidad para tender lazos con el Islam, seriamente deteriorados por las atrocidades de las guerras de Irak y Afganistán.