de Rajoy de contar con Gallardón
El número dos de la presidenta de Madrid asegura que respetará la designación del alcalde cuando el partido la haga pública
Actualizado: GuardarLa intención de Mariano Rajoy de contar con Alberto Ruiz Gallardón como número dos o tres en la lista del PP al Congreso en 2012, tal y como adelantó este periódico, se convirtió ayer en la 'comidilla' de los corrillos previos al inicio del Comité Ejecutivo Nacional de esta formación, según comentó uno de los asistentes a este cónclave. Eso sí, ni el presidente del partido ni el alcalde de Madrid soltaron prenda. Caras de póquer y balones fuera. Rajoy, tal y como estaba previsto, aguardará hasta el momento que mejor le venga al partido para hacer oficial esta decisión. Una coyuntura que se podría dar tras los comicios municipales de 2011, en los que Gallardón optará a revalidar el control de la Alcaldía madrileña, que ostenta desde 2003.
El líder de los populares arengó a los suyos a centrar su labor opositora en el desempleo y en la crisis económica y a relegar cualquier otro asunto de índole interna.
A la espera
La propia María Dolores de Cospedal, en la rueda de prensa posterior a este encuentro de la cúpula popular, eludió sentenciar sobre el fondo de esta cuestión, pero recalcó que «no es cierto» que «se haya tomado ya» esta decisión. La número dos del PP negó que la designación de Gallardón se hubiera abordado durante el Comité Ejecutivo Nacional «o fuera de él», y tampoco de la composición de las listas electorales para las elecciones generales de 2011.
Lo que sí quedó claro ayer es que no se repetirá la batalla por lograr una mayor cuota de poder entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón. Al menos, no de momento. Así se desprende de las declaraciones de Francisco Granados, número dos de la presidenta de los populares madrileños. Granados, tras presentar una denuncia contra el PSOE de Madrid por presunta financiación ilegal, declaró a los periodistas que «respetará las decisiones que tome el partido» si su presidente, Mariano Rajoy, decide finalmente llevar al alcalde de Madrid de número dos en las listas electorales de cara a la cita de 2012.
El secretario general de los populares madrileños advirtió, no obstante, de que desconocía si tal decisión ya se había adoptado. Enfatizó, sin embargo, que acatará «siempre las decisiones que tome el partido». «Si el presidente lo considera conveniente, pues lo habrá valorado», sentenció.
Se trata, sin duda, de un tono muy distinto al que imprimieron Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón durante su histórico enfrentamiento de 2008, que estuvo a punto de provocar un cisma en la cúpula popular a escasos meses de los comicios generales que se celebraron aquel año. El detonante fue, precisamente, el ofrecimiento público del alcalde madrileño para convertirse en el escudero de Rajoy en la candidatura por Madrid. Por eso tanto Gallardón como Rajoy han puesto tanto énfasis en no dar ningún paso en falso en relación con este anuncio que pudiera avinagrar el siempre difícil equilibrio de fuerzas en el 'derby madrileño' popular.
Menos hostil
Una situación menos hostil que allana el camino para que Gallardón cuente con un escaño en el Congreso, pero sin echar las campanas al vuelo. Lo cierto es que Rajoy ostenta hoy un control más férreo del partido que hace dos años. Gracias, esencialmente, a que atesora un liderazgo fuerte, espoleado por el viento a favor de las encuestas, y sin rendijas por donde puedan colarse los debates sucesorios que proliferaron en la víspera del congreso de Valencia.
Rajoy ha impuesto la 'ley del sigilo' en relación al salto del alcalde madrileño a la política nacional y el resto del partido la cumple, comenzando por el propio Gallardón.
El alcalde de Madrid, no obstante, nunca ha escondido sus preferencias. Sin ir más lejos, la pasada semana declaró a la Cadena Ser que «hay tareas sin duda mucho más importantes que ser alcalde de tu ciudad, no cabe duda, no solamente por trascendencia económica sino por capacidad de decisión». Durante la entrevista le preguntaron por su futuro y por sus aspiraciones. Su respuesta, muy clarificadora, fue que «nunca» había renunciado a la política nacional, aunque matizó que la vida era muy larga y había que vivirla día a día. En este contexto dejó claro que su compromiso actual era con la ciudad de Madrid.