:: MIKEL CASAL
Economia

Ana Patricia, la más Botín

La hija del presidente del Santander asume la gestión del banco en Reino Unido para adquirir la proyección necesaria para suceder a su padre

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Hemos mandado a Ana Patricia porque pensamos que es la persona más idónea y porque ha hecho una labor muy buena en Banesto». Así explicó Emilio Botín la decisión adoptada por la comisión ejecutiva del Santander de encomendar a su primogénita la dirección del negocio del grupo en Reino Unido. En Londres podrá adquirir la proyección internacional necesaria para, si desempeña bien su difícil cometido y son ciertos los pronósticos de medios financieros, suceder a su padre en un plazo que no parece próximo.

Emilio Botín, que cumplió 76 años hace un mes, elude responder a las preguntas sobre su jubilación. Y si es verdad que él mismo, cuando accedió a la cúpula de la entidad en 1986 tenía 52 cumplidos -su hija mayor tiene 50-, también es cierto que tomó el relevo de un padre, que se mantuvo en la presidencia hasta los 83. «Este banco tiene muchos botones, pero solo un botín» es un chascarrillo que repiten los empleados más veteranos.

De Ana Patricia se dice que, con su carácter fuerte y perfeccionista, es 'la más Botín' de una saga de seis hermanos, hijos, nietos y biznietos de banquero. Tres de ellos se han orientado hacia profesiones más cercanas a los intereses de la madre, Paloma O'Shea, volcada en el mecenazgo musical y artístico. Carolina, casada con el médico alemán Christian Shin -de padre chino y madre coreana-, es especialista en manuscritos medievales. Paloma es licenciada en historia del Arte y su marido es Ricardo Gómez-Acebo. Carmen contrajo matrimonio con el golfista Severiano Ballesteros, de quien se separó en 2004 tras 14 años de convivencia.

Por la sucesión hubieran podido competir los dos varones, Emilio y Javier. Pero solo uno de ellos, Emilio, cubrió algunas etapas de una carrera que arrancó en 1989 y concluyó en noviembre de 2005 con su salida del consejo. Ya siete años antes se había apeado de los puestos ejecutivos para crear primero una gestora de fondos independiente y luego una empresa de soluciones tecnológicas. El Santander avanzaba a paso de gigante en su internacionalización, algunos analistas no veían con buenos ojos la presencia de tantos miembros de la familia en los órganos de gobierno y Emilio dejó el camino libre a su hermana. Javier, por su parte, no ha ido más allá de la pertenencia al consejo.

La primogénita estudió primero en las Religiosas Esclavas de Santander, pero completó su formación en internados de Suiza y el Reino Unido y en las universidades norteamericanas Bryn Mawr y Harvard, donde se licenció en Económicas. Está casada con Guillermo Morenés Mariátegui, hijo menor de los marqueses del Borghetto, ingeniero agrónomo, directivo del Santander y socio de su cuñado Javier. Algunos fondos de la sociedad que constituyeron se vieron 'pillados' en la estafa de Madoff.

Retirada estratégica

Ana Patricia tiene tres hijos varones, Felipe (25), Javier (22) y Pablo (20). Cuando eran menores, optaba a veces por trabajar algunas tardes en casa para seguirles de cerca en sus estudios. Puesto que dos residen en Londres, el nuevo trabajo de la ejecutiva favorecerá el reagrupamiento familiar. Ella misma abandonó pronto el hogar paterno, al fichar con 20 años por JP Morgan. El banco norteamericano fue su mejor 'escuela de negocios', al encomendarle todo tipo de funciones en diferentes destinos. De esa etapa de su vida arranca el interés por Latinoamérica y el gusanillo de la internacionalización.

El año 1989 marca un hito en la historia del Santander, con la salida del consejo de administración del patriarca Emilio Botín Ríos y la incorporación de Ana Patricia Botín. Aunque la hija mayor del presidente ya no abandonará el asiento en el órgano de gobierno, el proceso de fusiones emprendido por el banco le obligó a una retirada estratégica. Ocupada en tareas ejecutivas había quedado al margen de la 'cocina' en la integración con el Central Hispano.

La publicación el 22 de febrero de 1999 de un extenso reportaje titulado 'La mujer más poderosa de España', donde se apuntaban sus opciones para suceder a su padre en 2007, irritó a Ángel Corcóstegui. El entonces considerado delfín era presentado en el texto como «un brillante ejecutivo que no iba a pasar de ahí». Para solventar la crisis, Emilio Botín propuso a su hija una salida que luego se reveló temporal. En 2002, Corcóstegui abandonaba el Santander con una muy jugosa indemnización económica, y Ana Patricia volvía por la puerta grande, al serle encomendada la presidencia de Banesto.

La filial que el grupo adquirió en la subasta del Banco de España iba a ser otra etapa en la formación de la heredera, al permitirle adquirir experiencia en el área minorista con clientes particulares y pymes. Mientras capeaba la crisis, Banesto ha marcado su impronta en los patrocinios. Entre los mejores 'negocios' de la entidad está su vinculación a campeones como Rafa Nadal y la selección española de fútbol. Y si Emilio Botín se ha implicado en la Fórmula 1 hasta el punto de seguir al 'circo' a cualquier parte para fotografiarse con Alonso, Ana Patricia relata como una de sus experiencias más emocionantes la visita a los vestuarios tras el partido de fútbol que coronó a España.

Comentan fuentes del sector que a 'la presidente'-en masculino, exigía que se le llamara-, considerada por 'Forbes' la número 38 entre las mujeres más poderosas del mundo, Banesto se le había quedado pequeño por su carácter local. Su nuevo cometido le permitirá aprovechar su dominio de cinco lenguas, además de completar su preparación para el futuro.