EL CÁDIZ EN JUEGO

José Antonio Camúñez es un insolvente, y un impuntual, y tal y cual... pero si viene con 3 millones y medio de euros, el Cádiz 'pa' él. No, no queda bonito Antonio (Muñoz). Entiendo que estás convencido de que es un órdago a caballo ganador, que ese misterioso personaje huirá despavorido y nunca se sentará en la poltrona de Carranza. Pero aún así, eso es jugar con el Cádiz, con el nombre y prestigio de una entidad centenaria que no se apuesta en una partida de póquer por muchos ases que tengas a tu favor.

Seguro que estás deseando vender, es lo mejor para tu salud, para tu familia, y sobre todo para el cadismo. Pero uno que está loco por deshacerse de un bien suyo no pone ese precio desorbitado, porque en estos tiempos de crisis, y sumando lo comido por lo servido (lo pagado por lo cobrado), tres millones y medio de euros por una empresa en quiebra es una barbaridad (o una jubilación a cuerpo de rey). Si por cada ascenso pides medio millón de euros más, eso es querer hacer negocio, lícito sin duda, pero incompatible con golpes de pecho y cadismo de boquilla. O una cosa, o la otra. Y si dices que es barato, seguro que compradores no te faltarían, y ya son tres años que el Cádiz está en el escaparate, en la sección de saldos.

Baldasano, por desgracia, llegó a Cádiz como un mentiroso, porque negó tanto antes de la compra, que luego nadie le creyó. Camúñez, si es que llega (cosa que dudo) lo hará como un impresentable, porque estas negociaciones no se llevan a cabo mediante mensajes a través de revistas, o de cualquier otro medio de comunicación. Es una manera ruin de presionar para abaratar precios. ¿Y es que nadie piensa en el Cádiz? Sí, es una pregunta que puede parecer demagoga. Todos estos espectáculos circenses van sumando y desgastando a un club que cada semana se juega su futuro, el cual sigue sin estar nada claro. Por mucho que se empeñen en querer poner todas las cartas sobre la mesa.