Una joven pasa por delante de 'El rapto de Europa', 'Adán y Eva' y 'Retrato ecuestre de Felipe II' expuestas en la pinacoteca madrileña. :: EFE
Sociedad

Rubens, la glorificación de la vida

El Museo del Prado exhibe por primera vez la colección completa del genial pintor flamenco

MADRID. Actualizado: Guardar
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Rotundas formas anatómicas. Escorzos imposibles. Poderío en la pincelada. Llamarada del color. Es decir, Rubens. Por primera vez el Museo del Prado exhibe todos los cuadros que posee de este genio del barroco. «Lo imperecedero de su arte es que sabe captar y expresar los momentos exaltados de la vida», afirmó el jefe de conservación de Pintura Flamenca y Escuelas de Norte del Museo del Prado, Miguel Ángel Trujillo. A través de un montaje inédito (las obras están 'pegadas', marco con marco), la pinacoteca madrileña reúne en un intenso 'cara a cara' las 90 obras que forman la totalidad de su colección.

En paralelo, el museo proyecta el documental ' Rubens , el espectáculo de la vida', un filme que intenta «conectar de forma elocuente su figura con la sensibilidad contemporánea», dijo el comisario y autor del documental. «Mi naturaleza se adapta mejor a las grandes obras que a las pequeñas curiosidades», comentaba Pedro Pablo Rubens (1577-1640) de sí mismo. «Que cada cual se ajuste a su talento; en mi caso no hay proyecto, por grande o variado que sea, que supere mi coraje».

La muestra, que permanecerá en el Prado durante dos meses, refleja la versatilidad temática del pintor con pinturas de temas mitológicos, religiosos, de historia, retratos y paisajes, entre las que se incluyen algunas de las mejores obras maestras de su extensa producción como 'Lucha de San Jorge y el dragón' (1607), 'La adoración de los Magos' (1609), 'San Pablo' (1611), 'El jardín del amor' (1633), 'Las tres Gracias' (1635), 'Ninfas y sátiros' (1635), 'Hércules y el Cancerbero' (1636), 'Danza de aldeanos' (1636-1640), 'Diana y sus ninfas sorprendidas por sátiros' (1638-1640) o 'Diana y Calisto' (1638-1640), diez ejemplos de la desbordante y personalísima expresión creadora del que fue pintor favorito de Felipe IV hasta su muerte y uno de los grandes genios de la pintura de todos los tiempos

Dos salas

Dividido en dos grandes salas, la exposición permite apreciar la evolución del estilo de y su forma de abordar las grandes obras. En la primera sala (A), el público descubre al artista temprano, muy 'michelangelesco', como un gran escultor antiguo que quiere transmitir el poderío de las formas y su fuerza expresiva. 'Lucha de San Jorge y el dragón' es un perfecto ejemplo de la monumentalidad propia de esta etapa juvenil, con figuras fuertes y rotundas. En esta sala destaca también la gran serie del 'apostolado', en la que se podrán contemplar algunos de los cuadros no expuestos en los últimos años, como San Mateo.

Otra de las grandes series que el público podrá admirar reunida es la serie de la 'Torre de la Parada', que ocupa parte de la segunda sala de la exposición (B). Por primera vez después de más de una década se muestra la serie completa encargada por Felipe IV para el pabellón de caza de los montes del Pardo.