Los agentes esperan en Wall Street el informe de la Reserva. :: AFP
Economia

La Reserva Federal comprará 425.000 millones de euros en bonos para estimular la recuperación

Escepticismo entre los expertos, que desconfían de que la medida sea eficaz para estimular el consumo

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Presionado por los mercados pero también por otras voces críticas del mundo económico a causa de la lenta de reacción con que Ben Bernanke ha encarado en los últimos meses la complicada situación de la economía norteamericana, el banco central de EE UU superó todas las expectativas al aprobar la compra 600.000 millones de dólares (425.000 millones de euros al cambio actual) en bonos del Tesoro. Las hipótesis de los expertos apuntaban a una ayuda algo menor, en torno al medio billón de dólares.

Las nuevas medidas extraordinarias de estímulo estarán en vigor hasta junio del próximo año y serán distribuidas a razón de 53.000 millones de euros mensuales. El anuncio tuvo un impacto inmediato en la cotización del dólar, que llegó a tocar los 1,41 euros al cambio. En cuanto a la Bolsa, no la medida no fue recibida con grandes cambios.

Como justificación de la iniciativa, la Fed señaló que la compra está dirigida a provocar la rebaja de los tipos de las hipotecas y otras deudas. A la medida se sumarán otros 250.000 a 300.000 millones de dólares con la reinversión de los ingresos de la cartera hipotecaria. La intención es que un crédito más barato estimule el gasto de los consumidores y facilite la creación de empleos por las empresas. La institución financiera ha matizado que está dispuesta a hacer las correcciones que sean necesarias según la evolución de los principales parámetros económicos.

La compra masiva de bonos del Tesoro es una medida poco convencional técnicamente denominada 'Quantitative Easing', o 'expansión cuantitativa'. Algunos medios, como el Wall Street Journal, consideran que solo sirve para poner en marcha la máquina de imprimir billetes. Muchos analistas advierten de que no funcionará para acelerar el empleo y, sin embargo, sí es probable que dispare la inflación.

Entre los expertos que se han opuesto abiertamente a esta medida están el antiguo asesor de la Casa Blanca durante la presidencia de Bill Clinton, John Taylor, ahora profesor de la Stanford University y Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía y profesor de la Columbia University. Para Taylor, en vez de lanzar la compra de deuda pública, el Gobierno debería presentar medidas alternativas, como no subir los impuestos y frenar la aplicación de nuevas regulaciones. Stiglitz pone el acento en un nuevo plan de gasto publico y menos impuestos.

Pero la Fed parece determinada a seguir adelante con la «expansión cuantitativa», una medida a la que ya recurrió a comienzos de 2008 cuando adquirió unos 2 billones de dólares en bonos del Tesoro. El objetivo de esta acción es aumentar los precios de la deuda de entre dos y diez años, y reducir en paralelo la rentabilidad, que se mueve de forma inversa al precio. La actuación refuerza una política monetaria que mantiene los tipos de interés de referencia entre el 0,25% y el cero por ciento.

Préstamos a largo plazo

La rentabilidad de la deuda se toma como referencia para los préstamos a largo plazo, de manera que si se reduce, la medida suele animar a las familias a gastar y a las empresas a invertir, pues abarata la financiación. La idea es que este aumento de inversiones y gastos estimule la recuperación económica iniciada a mediados de 2009, después de la recesión más profunda y prolongada en Estados Unidos desde los años 30.

La Fed necesita actuar rápido pues el país está creciendo a una tasa anual del 2%, y se calcula que para generar empleo debe avanzar a ritmos próximos al 5%. En la actualidad, la tasa de desempleo está en el 9,6%, una proporción demasiado elevada para un país donde no existe una gran cobertura para el que no tiene trabajo. Además, la tasa de inflación está totalmente bajo control, por debajo del 2%, que hay incluso riesgo de deflación, es decir, de una caída continuada de los precios. La deflación tiene efectos perniciosos en la economía, porque paraliza totalmente el gasto en consumo y la actividad se resiente.

Con todo, la posición de los miembros del comité de mercados abiertos de la FED no fu unánime. Como viene ocurriendo en las sucesivas sesiones que ha celebrado desde comienzos de año, uno de sus miembros, Thomas Hoenig, votó en contra de las decisiones adoptadas por todos los demás, por considerar que los riesgos de estas compras adicionales de bonos superan a los beneficios.