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El transgresor biempensante

Qué afortunados somos por contar entre nosotros con Sánchez Dragó y Pérez Reverte. Aleluya

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Albricias. Vuelve la transgresión del intelectual gracias a dos tipos dotados de un ingenio superior, dos hombres con tanta chispa que les rezuma por los poros. Qué provocadores, jo, jo. Si no fuera por Arturo Pérez Dragó y Fernando Sánchez Reverte estaríamos alienados por el discurso políticamente correcto. Qué afortunados somos de contar entre nosotros con Pérez y Sánchez, los Hernández y Fernández del pensamiento crítico. Ellos han hecho trizas el discurso monocorde del 'establishment'. Aleluya.

Diseccionemos su perspicacia. «Se ha ido como un perfecto mierda», dice Hernández a propósito de un ministro. Y Fernández apostilla: «Yo aún diría más: se ha ido como un perfecto mierda y me tiré a dos zorritas de trece años». Sus intervenciones son intercambiables: «Me tiré a dos de esas putitas que van con tacones y rímel», diría Fernández. Y Hernández haría la glosa: «Yo aún diría más, eran dos putas y el otro se ha ido como un perfecto mierda».

Ambos comparten estilo. Se aprecia en ellos el primor léxico que caracteriza a los hombres cultos. Rehúyen el lenguaje tabernario porque son gente leída que maneja el arte de insultar. Ya se refieran a unas chicas, ya aludan a un ministro, su ingenio desliza el desprecio con ironía y fina inteligencia. En cada frase dejan el marchamo de su altura intelectual, porque el estilo es el hombre. Ellos son como su estilo.

Pero no despreciemos el contenido, donde se halla la auténtica rebeldía. Hernández y Fernández están hartos de la corrección política. ¿Qué es eso de relegar la virilidad? Si un ministro se muestra vulnerable al llorar, se le ataca con crueldad. De paso, se reivindica la muy vanguardista idea de que los hombres que lloran son unos mierdas. La frase de Hernández es buena, aunque hubiera quedado más redonda si hubiera escrito que se ha ido como un maricón de mierda. ¿Quién dijo, por otro lado, que las mujeres no están en el mundo para provocar a los hombres y servirles de objeto sexual? Son unas putas, sin duda, como bien ha indicado Fernández, cuyo atrevimiento es aún mayor por tratarse de alguien que cobra de los presupuestos de la Comunidad de Madrid. Porque hay una forma muy moderna de subversión: la del transgresor biempensante, que quiere ser un inconformista defendiendo las ideas tradicionales dominantes. Pero reconozco una rebeldía superior en el contestatario subvencionado. Ése es el verdadero genio.

Agradezcámosles este soplo de aire fresco. Sin su poderosa creatividad y el vigor de su imaginación, el músculo intelectual español estaría definitivamente muerto.