La concentración de jóvenes y adolescentes en El Cuco llega a invadir parte de la calzada con el consiguiente peligro. :: JAVIER FERNÁNDEZ
Jerez

El botellón regresa al González Hontoria y al parque de El Cuco

Los vecinos reclaman mayor control por parte de la Policía para evitar que «chicos de 13 años estén bebiendo alcohol en la calle»

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Cumplir las normas no es precisamente una característica definitoria de la adolescencia y la juventud sino más bien lo contrario. Aunque el botellódromo de la avenida de Chiribitos es el único sitio permitido para beber en la calle, cada vez son más los chicos que se reúnen en otros lugares de la ciudad para relacionarse, pasar un buen rato y también tomar una copa.

Hace algunas semanas que las pandillas vuelven a reunirse en sitios que años atrás fueron el epicentro del fenómeno del botellón en su época de mayor auge. El parque de El Cuco (calle Manuel Bellido) y el recinto del González Hontoria están de nuevo en boca de los adolescentes como punto de encuentro y los vecinos ya están notando sus efectos.

Mientras que la presencia de los jóvenes -muchos de ellos, menores de edad- es más fácil de disimular en el recinto del González Hontoria dadas sus dimensiones, no lo es tanto en El Cuco, que es más pequeño y no está vallado. En este punto, la aglomeración de chicos incluso llega a invadir parte de la calzada y los vehículos tienen que andarse con ojo para evitar un accidente con algún peatón o con los ciclomotores.

«Como no tenemos Policía, Jerez va perdiendo cada vez más el control. Es lo de siempre, permiten que niños con 12 y 13 años estén bebiendo en la calle», aseguró el presidente de la asociación de vecinos de plaza del Caballo, Javier Cantos, con respecto a este retorno de la movida. «Nadie hace cumplir la ley y los vecinos tenemos que estar encima», añadió.

El representante vecinal explicó que «cada vez hay grupos de chicos más jóvenes y más suciedad». Lo único que reclaman los habitantes de la zona es que «la Policía impida esas concentraciones y que se cumpla la ley. De hecho, habría que ampliar la ley antibotellón porque si se abre un poco la mano, los chavales cogen el brazo entero».

Aunque el botellón se había quedado reducido al recinto permitido desde la entrada en vigor de la ley, lo cierto es que en los últimos meses se estaban detectando ya grupos aislados que se reunían en otras partes de la ciudad, por ejemplo, junto al Parque de Bomberos.