«Me han dado muchas calabazas»
«Si yo fuera perro sería un bulldog inglés, que parece duro por fuera pero luego es tímido, sensible y cariñoso» Dani Martín Cantante
Actualizado:El líder de El Canto del Loco, grupo al que espera volver, está cada día más cuerdo. La muerte repentina de su hermana, hace año y medio, y una profunda terapia psicológica han convertido a Dani Martín en un hombre de 33 años mucho más maduro, reflexivo y prudente de lo que se espera de un cantante pop. De aquel 'rebelde sin causa', ni rastro.
- Su nuevo disco en solitario se llama 'Pequeño'. El single, '16 añitos'. ¿Está en plena regresión?
- No, no. He querido hablar de los cimientos del ser humano, que es la infancia. Y he tomado como referencia la pandilla, donde las personas empezamos a construirnos.
- Creo que en su pandilla le llamaban 'Dani el pequeño'.
- Sí. Era el más joven y lo sigo siendo, porque mantengo mis seis mejores amigos de toda la vida.
- ¿El mote de 'pequeño' le marcó?
- Yo era el que menos corría, el que peor jugaba al fútbol. Y eso te genera un montón de complejos. Intentas convertirte en lo que no eres. Luego comprendes que tienes tu encanto.
- Y a sus 33 años, la edad de Cristo, ¿se ha encontrado?
- Me he encontrado en esta etapa.
- ¿Y qué ha descubierto?
- Que soy capaz de hacer muchas cosas que no me atrevía. Por ejemplo, tocar la guitarra. Lo hacía a escondidas porque tenía complejo. Pero ahora hay cosas que no sé si he superado, pero sí les he cambiado de nombre. Antes decía: 'Soy un cobarde'. Ahora sé que no soy cobarde, sino precavido.
- ¿Precavido, cobarde? ¿Estoy hablando con Dani Martín, ese cantante chulito y tirado p'alante?
- Bueno, es fácil poner etiquetas. Esa imagen de seguridad a la que se refiere sólo se da encima del escenario, porque cuando me subo ahí me siento el rey. Pero cuando bajo no. Soy una persona tímida.
- Voviendo a la infancia... Su primer concierto en Madrid, el 20 de noviembre, lo va a patrocinar Chupa Chups.
- Esa es una marca universal, no solo infantil. Hasta Harrison Ford ha trabajado con ella.
- Y me decía que sigue rodeado de sus amigos de la infancia.
- Sí, es curioso. Vivimos todos alrededor de las casas de nuestros padres y no pasan más de tres o cuatro días sin que hablemos o cenemos juntos. Es una relación muy extraña. Conozco a muy poca gente que mantenga sus amigos de la infancia. Reconozco que somos un poco sectarios a la hora de admitir a alguien nuevo.
- ¿Una novia, por ejemplo?
- Ha costado que entraran, sí. Pero ahora las que están son las perfectas. Huga, mi novia, ya es amiga de mis amigos. La familia y los amigos son un sustento muy importante.
- Buen hijo, buen chico. ¿Dónde está el rebelde?
- Lo fui. Con 16 años era muy cabezón, muy de llevar la contraria y de discutir con mi padre. Pero era un rebelde sin causa. Ahora soy un tío muy organizado y consciente.
- ¿Será gracias a esa terapia psicológica?
- La terminé hace unos meses y sí, ha sido un ejercicio muy positivo. Estuve año y medio.
- Supongo que que a raíz de la muerte repentina de su hermana, a la que ha dedicado dos canciones.
- Es una situación tremenda que en el disco he transformado en optimismo en vez de victimismo.
- He oído que va a participar en la maratón de Nueva York.
- Ese es mi proyecto. Llevo corriendo un año y medio y ya he participado en casi todas las carreras populares de Madrid.
- ¿Cuando se le mete algo en la cabeza no hay quien le pare?
- Exacto. Eso es lo que me define.
- ¿Cómo se llama su perro?
- Blas. Es un bulldog inglés.
- ¿No son agresivos?
- Nada en absoluto. ¿Ve? Las apariencias engañan, por eso lo saco en la portada de mi disco.
- Si usted fuera perro...
- Sería un bulldog inglés. Precisamente porque aparenta ser duro y fiero y luego es muy tímido, sensible y cariñoso.
- Dígame, ¿se ha resistido alguien a esa miradita suya?
- ¿Si me han dado calabazas? Uf, muchas, muchas.