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TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

LA RECOMPENSADA PACIENCIA DE LUIS GARCÍA GARRIDO

JUAN JOSÉ TÉLLEZ
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El sanluqueño Luis García Garrido, que empezara su carrera política como concejal de Sanlúcar con tan sólo 25 años, está viendo recompensada su humildad y paciencia. Eterno viceconsejero y excelente torero de plata de primeros espadas de la política andaluza, García Garrido ha lucido desde antiguo una cintura a prueba de bomba y un talante que ríase cualquiera de la primera legislatura de ZP. Así que, tras ejercer diversos cargos de la rebotica de la Consejería de Cultura, fue viceconsejero y consejero de Obras Públicas hasta la entrada en liza de Rosa Aguilar, lo que le llevó a refugiarse en su escaño del senado y en la tutela del parque natural de Los Toruños del que, en gran medida, fue impulsor. A finales de septiembre, saltaron las alarmas cuando cundió la especie de que los socialistas sevillanos pretendían investir a su candidato Juan Espadas de una toga senatorial: ¿volverán a hacerle la pirula a Luis García Garrido?, hervían los blogs, los posts e incluso los tags. En efecto, Espadas logró entrar en el palacio de la plaza de la Marina Española y su compañero sanluqueño le cedió la vez, pero a cambio de asumir la Delegación del Gobierno en Andalucía, en sustitución de Juan José López Garzón, que decidió volver grupas a la Universidad. El pasado viernes, García Garrido fue designado como secretario de Política Institucional. El plato fuerte de la sesión estribaba en resolver la ecuación que planteó la dimisión de Rafael Velasco tanto en dicho cargo como en la vicesecretaria general de los socialistas andaluces, un asunto que marcó la agenda política andaluza durante esta semana: Griñán decidió dejar vacante dicha vicesecretaría que en el pasado ocupasen Luis Pizarro y Mar Moreno, quizá para no señalar claramente a su delfín y a pesar de que había sonado a tal fin el nombre del ex consejero de Innovación, Francisco Vallejo. Con la incorporación de García Garrido al sanedrín de los socialistas andaluces y a esa secretaría en particular. Mataban, así, dos pájaros de un tiro. Esto es, se le reconocían a él los servicios prestados y se le daba a Cádiz un sitio en la ejecutiva regional, zanjando la vieja asignatura pendiente del último Congreso del PSOE de Andalucía, celebrado en marzo, cuando el secretario general de Cádiz, González Cabaña, renunció a dicho cargo. García Garrido es un hombre de consenso y goza del aprecio de todas las familias internas del PSOE gaditano. Sin embargo, en su día, en pleno rifirrafe interno y durante una reunión del comité director, no prosperó su nominación para el cargo interno que ahora ya ocupa. Esta vez, el propio González Cabaña, al finalizar el encuentro, celebró dicha decisión y daba por zanjadas las diferencias que la dirección del PSOE de Cádiz venía manteniendo con la ejecutiva regional. Incluso fue más allá y llegó a formular una profesión de fe: «Yo estoy aquí incondicionalmente para trabajar con Pepe Griñán», proclamó. De hecho, ya llevaba un par de semanas desenterrando la pipa de la paz: durante un encuentro en la provincia con Griñán ya tuvieron ocasión de concertar una cita oficial para resolver sus desencuentros. Y la reunión celebrada por la comisión federal del PSOE el sábado 23 también resultó decisiva para dejarle claro que el empeño de su partido pasaba por cerrar filas y decretar la paz en la tierra para todos y todas los militantes y cargos de buena voluntad. En ese contexto, González Cabaña también dejó claro que él no había pretendido que la ejecutiva regional sancionara a José Luis Blanco por sus polémicas declaraciones en torno a la situación interna del partido en Cádiz. De hecho, de haber pretendido una sanción al respecto el órgano competente para ello hubiera sido la propia ejecutiva provincial, cuya secretaría general ostenta. Su propósito expreso era el de no echarle gasolina al fuego. También sus intenciones estriban ahora en cerrar filas de cara a la precampaña de las elecciones municipales, ya prácticamente en marcha: a falta de posibles sorpresas que algunos malician como que el candidato 'in pectore' por Algeciras no termine siendo el septuagenario Rafael España sino su delfín, Diego Sánchez Rull, actual alcalde tras la dimisión de Tomás Herrera al no ser designado candidato y se nombrado sobre la marcha subdelegado del Gobierno andaluz en el Campo de Gibraltar. Así, en su camino de Damasco, el próximo martes, Cabaña pretende iniciar una ronda periódica de contactos con los informadores en un poco frecuente despliegue de luz y taquígrafos de los de nunca es tarde si la dicha es buena. Lo que parece tener claro el todavía líder de los socialistas gaditanos es que ahora toca el agrupémonos todos en la lucha final y cualquier controversia interna en torno a su futuro como secretario del PSOE en Cádiz deberá esperar al próximo congreso de 2012. Será entonces, seguramente, cuando toque la hora del relevo y es posible que, en tiempo y forma, él no ponga demasiadas trabas al respecto. La historia dirá.