A tres 'mitos' de la igualdad
Huir de la simplicidad, la educación y la aplicación de la legislación fueron las medidas apuntadas para superar esta lacra social Expertas en materia de violencia de género se dan cita en Diputación para analizar las causas de este problema
CÁDIZ. Actualizado: GuardarTras la puerta de la vivienda, se desarrolla un universo paralelo de difícil comprensión. Gritos y golpes que un día se convierten en abrupto silencio. Es entonces cuando se descubre el horror y la maquinaria se pone en marcha. Más allá del supuesto hogar se suceden discursos plagados de lugares comunes. «Él era una persona encantadora», «no sabía que se llevaran mal»... En la calle, las libretas y micrófonos repiten clichés: «La víctima no había denunciado», «es una lacra social». La explicación se reduce al 'modus operandi' y un número más en la lista de la violencia machista. Una puesta en escena interiorizada pero que no se libra de la crítica de los expertos. Porque detrás del horror existen unas causas que ayer, las participantes en una mesa redonda sobre violencia de género, se afanaban en descifrar. Participaban de las Jornadas Cívicas Europeas celebradas en la Diputación desde el pasado viernes y que concluyeron ayer. Ana Ruiz, directora general de Violencia de Género de la Junta; Ana Rodríguez, presidenta de la Liga de Educación de Cádiz y María Jesús Eresta, vicepresidenta de la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular (que ejerció como moderadora) dejaron a los participantes en las jornadas ante unos mitos a desmontar.
Lo primero que Ana Ruiz intentó hacer desaparecer es la simplicidad del maltrato. «Es un fenómeno muy complejo y para el que es complicado establecer unos factores concretos. Lo que experimentan las víctimas es lo que se conoce como ciclo de violencia». Con este término se conoce al proceso por el cual la pareja atraviesa una serie de fases que van desde el enamoramiento a la agresión, pasando por una fase previa en la que el maltratador alecciona a su víctima. Una tortura psicológica en la que cada agresión va seguida del perdón y una 'luna de miel' donde la relación vuelve a una aparente calma. La situación se recrudece cuando los «tiempos se acortan cada vez más», como explicó Ruiz.
Un proceso desconocido para la sociedad que «suele plantearse porqué una mujer aguanta tanto el maltrato». Para romper este círculo vicioso, Ruiz tiene claro qué hacer: «Es fundamental denunciar, gracias a ello los canales entre las instituciones y las maltratadas se hacen posible. Si no es imposible que sepamos lo que ocurre en cada casa». La explicación de Ruiz no fue el único estereotipo a desmontar. Ana Rodríguez puso el foco en la vía más importante para acabar con el maltrato «a largo plazo»: la educación. «En los medios se buscan respuestas rápidas pero lo que hace falta es educación», explicó la catedrática de Filosofía y experta en formación del profesorado. «Muchos profesores se sorprenden al ver que el maltrato no es sólo un problema del mundo mediterráneo. En la Unión Europea queda mucho por avanzar». Por ello, Rodríguez defendió la existencia de asignaturas como educación para la ciudadanía además del «trabajo desde el aula de mano del profesorado».
La última en intervenir fue Rosa Sansegundo que se incorporó más tarde, en sustitución de la presidenta de Mujeres Separadas y Divorciadas, Ana María Pérez. Sansegundo puso la tercera pata del problema del maltrato: «Debemos sentirnos orgullosos de tener dos leyes reguladoras de violencia de género. El problema es que los jueces no la apliquen como deberían. No se puede consentir que los agresores salgan absueltos».
Conocimiento sobre un problema complejo, educación y aplicación de las leyes fueron las recetas de las expertas en violencia machista. Ingredientes imprescindibles para evitar noticias de cifras del horror como que en lo que va de año 58 mujeres y cuatro niños han sido asesinados en manos de sus parejas o padres, que han dejado 40 huérfanos o que 15 de ellas eran andaluzas.