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Sociedad

PROFANAR LO PROFANO

GERMÁN CORONA
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Con el nombre prestado de 'Dies Irae', la peculiar y reconocida Marta Carrasco construye un espectáculo inspirado en el Requiem de Mozart que ha recibido todo tipo de críticas y que ha sido calificado de irreverente y profano. Pero dicha fama no es del todo justa, pues el montaje arremete contra la institución de la iglesia y no contra la religión. Si en esencia, lo profano es aquello que se aleja de lo sagrado, la iglesia ha sido una entidad que históricamente se ha distanciado ella misma de las propias doctrinas santas y de respeto hacia la humanidad, y que se ha visto implicada en delitos, excesos y atropellos de todo tipo desde hace siglos. La obra de Carrasco profana lo profano (si es que cabe la expresión), mas no lo sagrado. Ataca, o pone en evidencia al hombre; pero no a cualquiera, sino sobre todo a aquel que se esconde, se escuda y cobardemente se camufla en una sotana para defender mandatos supuestamente divinos que ni siquiera respeta. De este modo, la autora se posiciona y denuncia a estos corresponsales de Dios valiéndose de un conjunto de símbolos y metáforas que también lo pueden hacer parecer irreverente, pero que no llega a serlo. En escena, algunos reclinatorios antiguos, otros derruidos o destrozados incluso; el suelo plagado de folios, quizás a su vez llenos de preceptos que yacen allí porque nadie, ni hombres ni instituciones, les han dado valor. Al fondo, en el centro, el púlpito, el oratorio del mandamás. El resto, movimiento, danza, improvisación, texto, algunos gritos y mucho coraje.

La propuesta es cruel y cruda, es sarcástica y mordaz, tosca y desafiante y con un humor muy poco refinado. Cansino en ciertas partes y repetitivo en otras. Retrata muy bien su idea de la iglesia como colegio de la hipocresía y del abuso del poder. Cuestiona la noción de culpa y arrepentimiento, y por supuesto, la de una sociedad dominada por doctrinas caducas y obsoletas. Es en resumidas cuentas un grito y una voz firme en contra de quienes han mantenido el sojuzgamiento hacia la mujer por los siglos de los siglos. Lástima, que algunos actores y actrices, o no tienen la preparación suficiente en el campo del Teatro o se mueven en terrenos que no son los suyos, o simplemente son malos con la palabra, pues soltar parlamentos con esa falta de fuerza y verdad y pegar gritos vacíos, traicionan la obra, y profanan también a ésta sagrada ceremonia ancestral del Teatro.