Asun, la madre de Nagore Laffage, junto a una foto de su hija en una manifestación en protesta por el asesinato. :: LA VOZ
Sociedad

Nagore y su madre coraje

Helena Taberna presenta en la Seminci un documental sobre el asesinato de la joven Laffage en los Sanfermines

VALLADOLID. Actualizado: Guardar
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La noche del miércoles fue la primera en dos años y medio en que Asun Casasola durmió de un tirón. Su jefa la llamó a las ocho de la mañana. Había oído en la radio que el Tribunal Supremo admitía a trámite el recurso interpuesto por la familia para revisar el caso de Nagore Laffage. «Me pasé todo el día hablando con gente. Pero no me importa, estoy encantada. Tengo confianza en que este tribunal mire bien las pruebas y salga la palabra asesinato». Asun sigue de baja. Recibe el tratamiento psicológico y toma cinco pastillas diarias. Ha consagrado su vida a reivindicar justicia por un crimen que conmocionó Pamplona en los Sanfermines de 2008. Su hija Nagore, de 20 años, murió estrangulada a manos de José Diego Yllanes, de 27, un joven médico psiquiatra residente en la Clínica Universitaria donde ella realizaba prácticas como enfermera.

La muerte de Nagore, que se negó a mantener relaciones sexuales con su agresor tras una noche de fiesta, demostró que la violencia de género no entiende de formación ni de clases sociales. Ambos jóvenes, universitarios, procedían de familias sin problemas. Parecía imposible que en la tranquila y conservadora Pamplona sucediese algo así. Yllanes fue condenado en noviembre d e2009 a doce años y medio de prisión por un delito de homicidio. Le juzgó un jurado popular en un proceso retransmitido por los medios, que no escatimaron sus dosis de morbo. La familia de la joven irundarra sigue reclamando la pena de asesinato. Su lucha le conmovió de tal modo a Helena Taberna que su nuevo documental, presentado en la Seminici dos semanas antes de su estreno en los cines, se titula 'Nagore'.

El doloroso azar ha hecho que Asun acompañe a la realizadora a Valladolid apenas unas horas después de conocer que el Supremo abre la puerta a revisar la sentencia. Cinco magistrado estudiarán los recursos de la acusación y la defensa el próximo 25 de noviembre, justo el Día contra la Violencia de Género.

El 7 de julio de 2008, Nagore y su asesino fueron vistos abrazados en las atestadas calles de una Pamplona en fiestas antes de dirigirse a la casa de él. Tal como describe el fiscal en el juicio, se besaron en el ascensor y prolongaron su contacto físico hasta el interior de la vivienda. Yllanes desnudó de forma violenta a la chica y le quitó la ropa interior, momento en que esta le dijo que no quería continuar. La golpeó y apretó el cuello hasta su desvanecimiento. Nagore se despertó y encontró el móvil de su agresor que vibraba. Contestó una llamada de la madre de Yllanes. Después imploró auxilio, en vano, al 112. La grabación sólo recoge ruidos. Tras limpiar el sonido se escuchan las palabras 'muerta' y 'matar'.

El médico la estranguló, limpió la vivienda y envolvió el cuerpo en bolsas de basura escondiéndolo debajo de una cama para que no lo vieran sus padres. Pidió ayuda a un amigo y este le delató a la Policía. Yllanes confesó el crimen.