Opinion

Las campañas

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Pues sí, las campañas sí sirven para algo. A menudo se oyen, se miran y ni caso. Es decir continuamos con los malos hábitos. Sin embargo aunque sea para una voluntad mínima de personas se habrá conseguido parte del objetivo y la campaña estará justificadas, al mismo tiempo que se actúa como un servicio o un derecho.

El portavoz de UGT de la Policía Local lamentaba hace unos días los escasos medios en los que se mueven, que abocan a a preguntarse el desalentador; ¿para qué?.

Para qué multar a un chaval ebrio si no se hace una campaña contra el alcohol. Por un lado reivindica medios para mejorar el trabajo de la Policía Local y su repercusión en la ciudadanía. Y por otro parece que su fuelle se afloja cuando no hay respuesta de la Administración pero tampoco de la población. Sin embargo siempre hay que seguir adelante, sobre todo, si con ello se impide que conductores bebidos continúen al volante para el terror de ellos y del resto de los mortales.

Comprendo que se desmoralice, por la falta de interés del Ayuntamiento en utilizar campañas para concienciar, informar, recordar, espolear a los inconscientes que piensan «eso a mí no me pasa». La publicidad hace su encargo, lo hemos visto en la apertura de Luz Shopping; miles de visitantes esperaban a la entrada para ser los primeros y poder así conseguir lo que el reclamo de las campañas le habían repetido machaconamente. Y así muchos ejemplos más.

Se hacen campañas sobre la igualdad, el tabaco, la velocidad...pero echo en falta campañas municipales sobre el efecto mortal «alcohol- volante». Hay pues que insistir en el reclamo ya que la publicidad es una forma de divulgación para atraer a compradores pero también a usuarios. Es decir poner algo al alcance del público y con ese ingrediente, de intencionalidad, buscar una causa efecto. Para esto sí que debería haber dinero e interés. Aquí ganamos todos.