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ESPAÑA

«El turno del miedoso»

Ambiente de estreno en el primer control al nuevo Gobierno, en la que el PP también celebró un estreno, el 'Ipad' de Rajoy

ANTONIO MONTILLA
MADRID.Actualizado:

La primera sesión de control a la que se enfrentaba el nuevo Gobierno tuvo varios momentos intensos con debates calientes. Ninguno correspondió al insulso cara a cara entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.

La tela se cortó en el debate entre los segundos espadas. Soraya Sáenz de Santamaría mostró sus credenciales desde el minuto uno y fue directa a la yugular de Alfredo Pérez Rubalcaba que, sin embargo, apenas acusó el golpe. El vicepresidente despachó el primer envite con una sola frase de manual. «¡El turno del miedoso!», gritaron desde la bancada popular. Una coletilla que se atribuye a los ministros que guardan todo el tiempo de su respuesta para su última réplica, ante la que el interpelante no tiene posibilidad de responder.

Sáenz de Santamaría inició con tanto ímpetu su segundo lance que olvidó subir su micrófono. Murmullo generalizado y disgusto de la portavoz popular que no entendió el capotazo a destiempo de José Bono, quien le recordó que «antes de hablar, hay que subir el micrófono».

Si el Ejecutivo estrenó seis ministros -aunque solo cuatro son nuevos- el PP también contó con una primicia: el 'Ipad' de Rajoy. Durante su pregunta a Zapatero, Rajoy combinó el uso de papeles y de su tableta electrónica, donde ya guarda parte de su arsenal de oposición. Ha pasado del cuaderno azul donde José María Aznar anotaba sus ministrables a la última tecnología.

En el patio, un ambiente de apertura de legislatura. Rosa Aguilar y Ramón Jáuregui saludaron a diestro y siniestro, dejando claro que de novatos en la plaza parlamentaria, nada. Leire Pajín, que lució una indumentaria de diseño austero, tampoco es una extraña en la Cámara Baja. Más desapercibido pasó Valeriano Gómez, con un perfil más técnico y menos político que sus compañeros.

El pleno dejó claro que el PSOE pasa al ataque y que José Luis Rodríguez Zapatero, tras meses a la deriva, ya sonríe.