Entierro secreto en El Aaiún
Marruecos atiza la tensión en el Sáhara al dar sepultura al joven abatido por el Ejército en un campamento de protesta sin el permiso de su familia
RABAT.Actualizado:El entierro en secreto de Nayem Elgarhi, el niño saharaui muerto por los disparos del Ejército marroquí en el Sáhara Occidental, atizó ayer la ya de por sí tirante situación que se vive estos días en El Aaiún. Según afirmó el Frente Polisario y varias fuentes del activismo saharaui, el adolescente de 14 años fue «secuestrado y enterrado en la noche» por las autoridades marroquíes y sin que su familia diera su consentimiento para el sepelio ni pudiera verlo por última vez.
Un comunicado emitido por el Ministerio saharaui de los Territorios Ocupados precisó que el padre del niño «fue conducido durante unas horas fuera de su domicilio para ser informado por la Policía de que su hijo había sido enterrado». Abdallahi Jouda, uno de los activistas saharauis que acompañaron a la familia de Elgarhi durante la noche, asegura que «se vivieron momentos de histeria» al conocerse la noticia, según relató por teléfono a este diario. Consultado por esta información, el ministro de Comunicación Jalid Naciri aseguró no disponer de una «respuesta precisa» sobre el asunto.
Elgarhi murió la noche del domingo al ser tiroteado el todoterreno en el que viajaba junto a su hermano y otros siete saharauis en un puesto de control del Ejército marroquí. El vehículo se dirigía al campamento de protesta de Gdeim Izi, que empezó a levantarse hace unas dos semanas a 20 kilómetros de la capital del Sáhara Occidental, y que hoy acoge a miles de saharauis.
El acceso al campamento, aseguran fuentes del activismo saharaui, se encuentra completamente controlado por las fuerzas de seguridad marroquíes, que vigilan tanto el perímetro del asentamiento, donde la Policía ha construido «un muro de arena», como las entradas y salidas de sus habitantes, supervisadas por el Ejército y la Gendarmería. «Marruecos está llevando a cabo una política de hambruna en el campamento, ya que no deja entrar comida ni agua», asegura Jouda, miembro del Comité de defensa del derecho de autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental.
«Cada 100 metros hay un coche de las fuerzas auxiliares marroquíes que controla a todos los vehículos que se dirigen a Gdeim Izi», sostiene el activista Naama Asfari, que vive en el asentamiento desde hace días y que ha observado un refuerzo de la vigilancia marroquí desde el fin de semana, un control que se ha extendido también a la ciudad de El Aaiún. «Esa es una información grotesca», aseguró ayer por teléfono a este diario el ministro de Comunicación marroquí. «No es el Gobierno el que controla el acceso al campamento, sino los propios ciudadanos», señaló Naciri.
Versiones opuestas
Curiosamente, tanto el Gobierno marroquí como el activismo saharaui coinciden en que el origen del campamento de Gdeim Izi se debe a una iniciativa espontánea e independiente de habitantes de El Aaiún que reivindican una mejora de sus condiciones sociales y económicas. Sin embargo, es en lo referente a las demandas políticas y a la defensa de la autodeterminación cuando chocan las versiones.
«Los habitantes del campamento piden poder ejercer todos sus derechos, también el de la autodeterminación», asegura Hassan Duihi, de la Asociación saharaui de víctimas de violaciones graves de derechos humanos. Los organizadores de la protesta, en cambio, «no tienen relación alguna con las asociaciones saharauis», pero piden poder ejercer sus «derechos sociales, económicos, culturales y políticos», añade Jouda. «Los ciudadanos no han realizado ningún tipo de demanda política», refuta el ministro de Comunicación, quien subraya incluso que «una pequeña minoría independentista fue expulsada del campamento por los ciudadanos».