«Llevo 10 años diciendo que soy inocente, pero el juez no me dejó hablar»
Tres de los 19 acusados en el último juicio de la 'operación Semilla' piden su absolución, pero la fiscal reclama hasta seis años y medio de prisión
CÁDIZ. Actualizado: GuardarHace casi diez años desde que Pablo V. S, un distribuidor de moda juvenil y deportiva, fue detenido por su supuesta participación en el entramado de narcotraficantes destapado en la provincia en la llamada 'operación Semilla'. Ha pasado diez años con la señal de imputado encima, acusado de interceptar las señales de radio de la Policía y la Guardia Civil para ayudar a los narcos a llevar a cabo un alijo de hachís en las playas de los Caños. Ayer, tras diez años en el que el caso se ha retrasado en los juzgados, Pablo V. S. tuvo su oportunidad para defenderse ante los tribunales y reivindicar su inocencia: «Llevo diez años diciendo que soy inocente; se lo traté de explicar al juez (de instrucción), pero no me dejó hablar», aseguraba ayer el empresario. Junto a él se sientan en el banquillo otros 18 acusados de narcotráfico, detenidos en la controvertida operación, cuya instrucción fue puesta en duda y recurrida ayer por los abogados de las defensas.
De los 19 procesados, 16 ofrecieron poca resistencia en el turno de preguntas, pues habían llegado a un acuerdo con la Fiscalía la semana pasada -en una primera sesión del juicio que se suspendió- para reducir las penas de prisión al mínimo (de dos y tres años) a cambio de reconocer los hechos y no recurrir la sentencia. La Fiscalía pide para ellos, entre cuatro y seis años y medio de prisión.
Sólo tres acusados mantuvieron su inocencia: Pablo V. S, Cecilio E. R (que también se dedicaba a la venta de ropa), y Francisco M. E, que ayer se limitó a contestar a las preguntas de su abogado, José Álvarez.
En su turno de declaraciones, Pablo V. S. aclaró que las conversaciones telefónicas que habían sido grabadas por la Policía, no trataban de cargamentos de droga como se le acusa, sino de muestrarios de ropa; y que los contactos con dos de los acusados se debían a que eran sus clientes: «Tengo la distribuidora de ropa joven más importante de Andalucía; encontraron una lista de mis clientes y la usaron para sacar conclusiones, pero no hallaron droga, ni aparatos», se quejó el procesado. De Cecilio E. R, uno de sus clientes y también acusado, dijo que era «una persona muy seria, dentro de su trabajo».
Cecilio E. R. también dijo ser ajeno a la supuesta banda de narcotráfico, de la cual sólo conocía a algunas personas de vista y «del gimnasio». Sin embargo, el jefe de la Udyco que coordinó la operación lo señaló ayer ante el tribunal como el conductor del coche en el que se transportó un alijo de hachís -en noviembre de 2001- hasta un chalé de Valdelagrana desde los Caños. En la pedanía de Barbate, también habría sido visto -según el policía- Francisco M. E.