Como Holmes y Watson, por las calles de Barcelona. :: V. GIMÉNEZ
Sociedad

Sherlock viaja al Mediterráneo

Asociaciones internacionales que estudian a Conan Doyle reivindican en Barcelona la figura del detective en los países latinos

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El flemático Sherlock Holmes no sentía especial predilección por los países latinos. Con cierto desdén los bautizó 'países sin niebla', con mayor propensión al crimen y a años luz de la civilizada Inglaterra victoriana. Pero cien años más tarde ha reconsiderado su altiva actitud y ha hecho las maletas para disfrutar de una escapada a la cálida Barcelona.

Con su inconfundible pipa, su gorra, sus audaces métodos deductivos y su inseparable Watson, se dejó ver el fin de semana en la ciudad condal con el centenar de estudiosos del personaje venidos de Francia, Italia, Reino Unido y Estados Unidos, se han reunido para reivindicar la figura de Holmes en los países latinos con la creación de la 'Liga Holmesiana Latina'.

El encuentro, en el que han participado representantes de asociaciones de elevadísimo prestigio en los círculos holmesianos como la 'Sherlock Holmes Society of London' o la 'Société Sherlock Holmes' de Francia llevaba por título 'The No Fog Countries Meeting', en alusión al curioso sobrenombre que empleaba Holmes para referirse a las sociedades mediterráneas.

Mención especial merecen los piropos que le dedica a las mujeres latinas, de quien dice que podían tener tendencias homicidas por el «hervor tropical de su sangre», como detalla en el relato de 'El problema del puente de Thor'. Comentarios que «hoy resultan risibles», pero que «respondían a la particular visión que la Inglaterra de aquella época tenía del resto del mundo», según apostilla el holmesiano Jaume Gabaldá desde la pintoresca librería 'Negra y Criminal', visitada por los estudiosos del detective reunidos en la ciudad.

Gabaldá, ataviado especialmente para la ocasión, con elegante traje victoriano y chistera, no duda cuando asegura que Holmes ha conseguido sobrevivir al paso de los años gracias a su «fuerte sentido de la justicia», que ha sido rescatado una y otra vez para combatir los crímenes de la era moderna. «Como siempre habrá criminales e injusticias, siempre será necesario un personaje quijotesco como Sherlock Holmes» -recalca este catalán cuyo apodo o nombre canónico dentro del círculo de holmesianos es el de John Hector McPharlane, un personaje de Doyle con el que comparte la profesión de abogado.

Hasta Barcelona también viajó Don Hobbs, el mayor coleccionista del mundo de los relatos de Holmes, que atesora en la segunda planta de su casa de Dallas, en Estados Unidos, más de 10.000 libros del detective, traducidos a 85 idiomas. El sobrenombre que recibe este fan de Doyle, dedicado desde hace más de 30 años al estudio de sus relatos, es 'The maniac collector', el coleccionista maniaco.

«La gente me pregunta por qué sigo comprando libros que nunca tendré tiempo de leer, pero lo cierto es que esta colección de traducciones de Holmes se ha convertido en un reto para mí», confiesa Hobbs, de barba cana y gesto risueño. Lo que más le gusta del detective es «su inmensa capacidad lógica, siempre capaz de desentrañar lo que otros no podemos ver». Elemental, querido Watson.