Paris fue un seguro en defensa y, además, marcó dos goles. :: A. V.
CRÓNICA

El Cádiz B da una lección de calidad y entrega al primer equipo amarillo

Los de Oliva pasan por encima de un plano Marinaleda y se sobreponen al pésimo arbitraje del onubense Núñez García

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El cadismo estaba este fin de semana de capa caída por la derrota de su equipo en su visita al San Roque de Lepe, que provoca la salida del conjunto de Risto Vidakovic de los puestos que dan derecho a disputar la fase de ascenso a Segunda. Al menos, pudo consolarse con la soberbia actuación de su equipo filial, que dio una lección de casta, entrega y buen juego a los mayores pasando por encima del Marinaleda.

Un partidazo que se perdió el entrenador serbio, al que no se le vio por El Rosal, y que sirve para que el conjunto de Ángel Oliva se tome un respiro en la clasificación y reciba una importante inyección anímica para superar los últimos contratiempos que se han producido en lo que va de campeonato y dentro del propio vestuario. Y es que los últimos resultados habían repercutido en una dinámica muy negativa que había colocado al equipo en la zona baja de la tabla. Además, los problemas económicos que atizan a los escalafones inferiores han terminado por repercutir en que dos jugadores, el malagueño Diego García y el benalupense Nando, se hayan decantado por abandonar la disciplina amarilla, dejando a una plantilla ya de por sí mermada por las lesiones en una situación crítica, con huecos importantes en varias posiciones.

Ahora el club deberá hilar fino para cubrir esos huecos y ya está estudiando las posibilidades con las que cuentan de incorporar a jugadores interesantes, teniendo en cuenta el aspecto económico. Suenan algunos nombres aunque aún no hay nada hecho. Entre ellos los retornos de Adrián Gallardo, ahora en el Chiclana, y Davilillo, que se fue de la disciplina amarilla para estar cerca de su Nerja natal y jugar en el Atlético Malagueño.

De momento los tres puntos conseguidos ayer van a dar «mucha confianza al grupo en el trabajo que se está haciendo», tal y como reconocía el propio Oliva al término del choque. Victoria sumada además de una forma brillante.

Paris, haciendo el primero tras un penalti fabricado por él mismo y el tercero en una exquisita acción personal fue uno de los más destacados, y de los que hizo posible que su equipo saliera adelante pese al pésimo arbitraje del onubense Núñez García, que en dos minutos dejó al B con nueve al mandar a la caseta primero a Juanito y después a Pecci por acciones que en absoluto llevaron implícitas violencia alguna ni malintención.

Pero el equipo estaba ayer muy metido en el partido y consiguió borrar del campo a un Marinaleda que no creó peligro ni cuando tuvo superioridad numérica, que fue justo después de que Rubén Pérez hiciera el 2-0. En esa situación, Paris y Javi Catalán (nada más salir) materializaron los tantos que posibilitaron la más que merecida goleada, poniendo brillo a un trabajo perfecto de todos y cada uno de los que se vistieron de corto.