«Cuando abran el club de alterne, llamaremos a la Policía todos los días»
El prostíbulo de la barriada España se inaugurará en breve mientras los vecinos no se resignan a convivir con el negocio
JEREZ. Actualizado: GuardarTras dos años de lucha incesante, los vecinos de la barriada España han perdido la batalla contra la ubicación de un club de alterne cuya reapertura parece inminente. La comunidad ha denunciado públicamente su contrariedad e incluso se ha dirigido al Ayuntamiento para trasladarle su preocupación al respecto.
Sin embargo, el último encuentro mantenido con el delegado de Urbanismo, Juan Pedro Crisol, truncó todas las expectativas de los interesados pues el concejal les confirmó que el negocio cuenta con todos los permisos necesarios y que su puesta en marcha es imparable. «Por lo visto tiene todos los papeles que hay que tener -explicó Blanca Narváez, portavoz de los residentes-. Nos hemos informado y no hay nada que hacer, cuentan con un local insonorizado, puertas de emergencia y todo lo necesario como si fuera cualquier bar».
Efectivamente, el recinto tiene una licencia como la que se le exige a los negocios de hostelería, y como sucede en el caso de los clubes de la familia Galán una vez que los permisos están concedidos, resulta muy complicado controlar la actividad que se ejerce dentro de esas cuatro paredes.
Argumentos
Las razones que esgrimen los vecinos para posicionarse contra la apertura del prostíbulo son las esperadas: «Esta es una zona residencial por donde pasan muchos niños y personas mayores. Tenemos enfrente una iglesia y no creemos que sea el sitio más adecuado para montar este tipo de local. Además, atraerá a mucha gente relacionada con el mundo de la droga y borrachos».
Narváez se lamentó de que, después de que se hayan salido con la suya durante dos años, finalmente todo vaya a quedar en agua de borrajas. Y es que la apertura del club estaba prevista para mayo de 2009 y desde mucho antes la comunidad emprendió su cruzada, logrando que la inauguración se retrasara en más de una ocasión.
Ahora, la fortuna les ha dejado de lado y lo que querían evitar se ha convertido en algo inevitable. Ante esta situación, aseguran que no se darán por vencidos y continuarán la batalla una vez que el local esté en funcionamiento. «No sabemos lo que vamos a hacer, pero algo haremos... Cuando lo abran, desde luego llamaremos a la Policía todos los días e insistiremos hasta que nos hagan caso».
Éste no es el único ejemplo jerezano de cómo unos vecinos se sublevan ante la prostitución que presuntamente se ejerce en sus barrios. Hace unos meses inquilinos de la avenida de México denunciaban no sólo la proliferación de negocios de este tipo, sino también la existencia de unos pisos en los que se ejercía esta actividad.
Según los afectados, las meretrices y sus clientes iban y venían continuamente por el edificio a diferentes horas del día ante la estupefacción de los vecinos. En este caso, por el momento, todo ha quedado en una queja y los residentes siguen conviviendo con ello sin que hayan conseguido ponerle freno.