«Estoy deseando que me digan que me puedo marchar de Honduras»
Porta, el chipionero retenido en el país centroamericano desde hace un año por las trifulcas del golpe de estado, recibe la amnistía
Actualizado:«Estoy contento, pero nervioso. Aquí todo va muy lento. Es desesperante». Antonio Porta responde al teléfono aparentemente tranquilo y seguro de sí mismo. Aún no ha lanzado las campanas al vuelo porque ya está lo suficientemente escarmentado por los reveses que le han dado en Honduras. Un país que, pese a la elección del nuevo parlamento y presidente tras el golpe de estado, aún no ha normalizado su situación política.
La suya con la justicia, al menos, está bastante cerca de resolverse. Pero aún no tiene la confirmación oficial por parte de su abogado. El chipionero en libertad con cargos desde hace un año, por su presunta participación en los disturbios del golpe, recibió la noticia de su liberación a comienzos de semana. «Me enteré por la prensa, de que me habían concedido la amnistía por sedición. Pero de momento mantienen el sobreseimiento provisional por el otro cargo, los daños agravados».
Porta fue detenido y acusado de haber apedreado un coche de la Policía frente a la embajada de Brasil, donde se refugiaba el presidente depuesto. Una acción que él siempre ha negado. Fue sometido a un juicio rápido y condenado a ocho años de cárcel, pero tras pasar un mes en prisión, lo pusieron en libertad con cargos.
Añoranza
«Lo que sí me han dicho es que ya no tengo que ir todos los lunes a firmar al juzgado. Entiendo que eso significa que estoy libre, pero estoy esperando a que mi abogado me confirme que ya puedo volver a España». Algo que el chipionero está deseando. «Aquí me están tratando muy bien. La familia de María Antolina me ha acogido como a uno más. Pero extraño mucho a mi gente, mi casa». Antonio y su esposa hondureña -por la que se embarcó en este viaje que en un principio iba a ser sólo de quince días- sobreviven en Tegucigalpa con la pensión de 400 euros que le corresponde a cuenta de una incapacidad psíquica. «No se cómo pagaremos los billetes de avión. Espero que el consulado español nos ayude, pero lo dudo».
Ambos serán padres de una niña a mediados de noviembre. «Se llamará María Josefa por sus dos abuelas. El embarazo va muy bien y aunque esté a punto de dar a luz y el avión sea un poco peligroso, yo haré todo lo posible para que nuestra hija nazca en España».