El vicepresidente Rubalcaba, contra el semillero de ETA
La operación que ha permitido el arresto de catorce militantes de Segi es la primera que se realiza desde que el ministro del Interior fuera promovido a la primera vicepresidencia del Gobierno
MADRIDActualizado:La operación policial que esta noche ha permitido el arresto de catorce militantes de Segi, la organización juvenil del entramado etarra, es la primera que se realiza a impulsos del ministro del Interior después de que éste fuera promovido por Rodríguez Zapatero a la primera vicepresidencia del Gobierno en la última remodelación ministerial. Esta postrera acción contra el semillero de ETA explica la conveniencia de que Rubalcaba no abandone su responsabilidad principal de estos últimos años, en los que la actuación policial ha colocado al terrorismo vasco en una situación desesperada. Y a la vez, esta eficacia es uno de los elementos que sin duda han pesado en el ascenso del ministro popularmente mas valorado de este gobierno.
Segi -que con anterioridad tuvo otros nombres: sucesivamente, Jarrai y Haika- fue declarada en enero de 2007 organización terrorista por el Tribunal Supremo, en contra de la opinión de la Audiencia Nacional, que la consideraba una mera asociación ilícita. Desde entonces, y en particular desde junio de aquel año (en que ocurrió el final de la tregua etarra que acompañó al mal llamado y en todo caso malogrado proceso de paz), las fuerzas de seguridad del Estado han llevado a cabo no menos de doce redadas contra las juventudes etarras, que adquirían notoriedad mediante la ‘kale borroka’, los desórdenes callejeros. Tal presión ha hecho estragos en la organización, y actualmente su capacidad de movilización no excede de poco más de 200 personas cuando en otros tiempo llegó controlar a más de 20.000.
La ruptura inicua y cobarde de la tregua por ETA, que desencadenó una respuesta durísima del Estado, facilitó la eliminación de un tópico que oxigenó a la violencia terrorista durante décadas: la de que no era posible conseguir una ‘victoria militar’, policial, sobre ETA. La perseverancia de nuestras policía y guardia civil, unida a la disponibilidad de todos los medios materiales y humanos necesarios y apoyada en una impecable colaboración entre Francia y España, ha obrado el milagro: ETA está exhausta, y si no se apresuran sus últimos dirigentes en aceptar el camino que le está proponiendo Batasuna, es muy posible que la organización terrorista desaparezca, detenidos todos sus activistas, por pura consunción.
Se ha especulado con que una de las razones que han movido a Zapatero a elevar a Rubalcaba a una vicepresidencia es su deseo de explotar políticamente una derrota en toda regla de ETA. Tal hipótesis es cuando menos discutible porque la ciudadanía ya ha descontado el final de ETA, como lo demuestra el hecho de que el terrorismo ya no sea una preocupación esencial de los ciudadanos, según las series de encuestas del CIS. En definitiva, no parece que haya recámara en esta dura lucha sin cuartel, que casi por primera vez cuenta con el sólido consenso PP-PSOE y que no parece que pueda ser objeto ni de cambalache ni de mercadeo.