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ESPAÑA

Rubalcaba no sabe decir que no

Su eficacia política hace que hasta la portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, lo defina como «su maestro» El nuevo hombre fuerte del Gobierno llega avalado por una impecable trayectoria en Interior

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Cada vez que era preguntado sobre si iba a ser vicepresidente, respondía, casi displicente, «con Interior tengo más que suficiente». Alegaba que tenía trabajo para regalar en su Ministerio, y si el interlocutor no quedaba convencido, aducía su edad, 59 años; su dilatada carrera política, está en la administración desde 1982 y es ministro desde 1992; y no dudaba en sacar a relucir sus achuchones de salud y su familia. Pero Alfredo Pérez Rubalcaba no sabe decir que no a José Luis Rodríguez Zapatero, así lo ha demostrado en estos seis últimos años, y mucho menos cuando la oferta es para ser nada menos que el hombre fuerte del Gobierno.

La política es su vida, apenas el Real Madrid compite con ella. Ha estado en el centro del poder desde 1993, cuando Felipe González le asigna la ingrata tarea de ser ministro de la Presidencia y portavoz gubernamental en los peores años del socialismo, con casos de corrupción por doquier y los procesos judiciales por la guerra sucia contra el terrorismo. Ha participado de las cuitas del presidente y es depositario de secretos que se llevara a la tumba, pero que de saberse harían remecer los cimientos de muchas cosas. Reniega, sin embargo, de la imagen 'Rasputín' urdidor de conspiraciones que le endosa el PP, pero que también se le adjudica en sectores del PSOE.

Rubalcaba soporta la paradoja de que pese a ser depositario de un importante caudal de poder político, carece de respaldo orgánico en el partido. No tiene una federación detrás ni cuenta con un grupo de presión interna; es, en ese sentido, un francotirador. Esta carencia ha motivado que haya sido un candidato volante en las convocatorias electorales, ha sido diputado por Toledo, Madrid, Cantabria y en los últimos comicios por Cádiz. Claro que es un 'paracaidista' que garantiza el éxito allá donde cae.

Mas al mismo tiempo que despierta filias, alimenta fobias. Es, sin duda, la 'bestia negra' del PP, como se demuestra en cada debate parlamentario, donde el partido opositor saca a relucir los pasajes más controvertidos de su pasado político -los GAL, el chivatazo del bar Faisán, la corrupción-. Pero hasta dentro de las filas populares tiene sus seguidores por la eficacia de su labor política. Sin ir más lejos, Soraya Sáenz de Santamaría admite que es su «maestro».

Valorado

Rubalcaba va a tomar posesión de su amplio despacho en la Moncloa en uno de sus mejores momentos. Llega avalado por una impecable trayectoria e Interior. Se cuentan por decenas los comandos desarticulados y por cientos los terroristas encarcelados bajo su mandato. Entre los mandos de la Guardia Civil se hablaba de él como el ministro «de los cinco» por los cinco jefes de ETA, 'Thierry', 'Txeroki', 'Gurbitz', Jurdan Martitegi e Ibon Gogeaskoetxea, detenidos mientras ha estado al frente de Interior. Claro que debería ser el «de los seis» porque después de esos arrestos se produjo en mayo el de Mikel Karrera Sarobe, 'Ata'. Lleva encima, no obstante, un baldón personal. El fracaso de la tregua de ETA de 2006, fue nombrado ministro de Interior para gestionarla, y, sobre todo, el atentado de la T-4.

Ahora, va a estar en el centro de todas las miradas. No habrá quiniela, aunque tampoco la había antes, en la que no figure como sucesor de Zapatero si no se presenta a la reelección. En ese caso volverá a decir que tiene más que suficiente trabajo en la Vicepresidencia, que tiene una edad, que su vanidad política está colmada o que su salud y su familia cierran esa puerta. Pero ya se sabe.