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«Esta joven universidad tiene unas ambiciones poco comunes»

M. MORALES La Universidad de Cádiz invistió ayer doctor Honoris Causa al catedrático de Derecho Internacional Europeo, Gil Carlos Rodríguez. Es el primer y único juez español en el Tribunal de Justicia de Luxemburgo, del que posteriormente fue presidente durante casi dos décadas. Con este doctorando se reconoce «a la generación de juristas que allanaron el camino de España en los años 70 hacia la Unión Europea», según indicó el vicerrector de Relaciones Internacionales y Cooperación, Alejandro del Valle.
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-¿Cómo recibe este doctorado Honoris Causa?

-Estoy muy satisfecho porque valoro lo que significa para una Universidad nombrar un doctor Honoris Causa. Y recibirlo en San Fernando tiene un plus de significado porque la referencia a la Constitución del Doce es fundamental. Fue nuestra primera constitución democrática, aunque tuvo una vigencia corta.

-¿Cuál es su relación con la Universidad de Cádiz?

-Normalmente he dado cursos de Derecho en el campus de Jerez. Tengo buenos amigos en esta Universidad y en la Facultad de Derecho. El vicerrector de Relaciones Internacionales ha sido el jefe de mi gabinete cuando fui presidente del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Así que mi relación personal con el profesor Del Valle es algo más especial. También tengo que mencionar que la propuesta de mi doctorado Honoris Causa la hizo la decana de la Facultad de Derecho de Jerez.

-¿Cómo se percibe la UCA desde la distancia de espacio y tiempo de la que usted goza?

-Esta es una Universidad de las nuevas, con un dinamismo y unas ambiciones que no son comunes. Mis contactos con la Facultad de Derecho me han causado una excelente impresión. Dentro de las nuevas hay dos extremos, las que tienen más desventajas por el pasado que aportan experiencia a otras, y las que tienen la ventaja del dinamismo por no llevar el peso del tiempo. Y creo que la de Cádiz se encuentra en este último grupo.