Moratinos, el canciller de Zapatero
Desde la victoria socialista en 2004 hasta hoy, la confianza del presidente del Gobierno en su ministro de Exteriores había sido inquebrantable
MADRIDActualizado:A la hora de elegir al ministro de Exteriores tras la victoria socialista de 2004 todas las quinielas apuntaban a Manuel Marín e incluso hubo quien se aventuró a apostar por Trinidad Jiménez. Sin embargo, Zapatero dio la sorpresa al nombrar a Miguel Ángel Moratinos, diplomático de carrera y cuyo prestigio internacional se había disparado como alto representante de la UE para el conflicto entre israelíes y palestinos, cargo que ocupó desde 1996 hasta 2003. Desde entonces y hasta hoy, la confianza del presidente del Gobierno en su ministro de Exteriores había sido inquebrantable.
Durante sus seis años y medio al frente de su ministerio, Moratinos ha debido afrontar numerosos retos. Las tensas relaciones con la administración Bush tras la fulminante retirada de Irak, la siempre complicada vecindad con Marruecos o la posición española sobre Cuba son solo algunos ejemplos. Desde la oposición le han llovido críticas al tacharle como demasiado parcial, situando a Moratinos siempre a favor de la causa palestina o como simpatizante del régimen castrista. Precisamente, en la isla caribeña ha firmado uno de sus últimos éxitos al frente de la política internacional española al conseguir que Raúl Castro accediera a liberar a decenas de presos políticos.
Otro de sus grandes retos estuvo en la Presidencia española de la Unión Europea, un mandato que vendió de antemano un sinfín de expectativas que luego quedarían del todo deslucidas por la crisis económica.
El nombre de Moratinos ha sonado durante este tiempo para otros cargos. Se barajó incluso como candidato a dirigir las relaciones exteriores europeas como Alto Representante de la UE, cargo que finalmente recayó sobre la británica Catherine Ashton. Aquel noviembre de 2009, Zapatero se negó en redondo a perder a un ministro que era fundamental en su gabinete. Hoy parece que ha dejado de serlo.