Ahora, el gorrión
Actualizado: GuardarTras la decepcionante votación del Parlamento catalán para proteger el embrutecedor espectáculo de los 'correbous' pensé que este semestre no tendría que enfrentarme a algo tan degradante para la vida animal. Me equivocaba. Leo, con estupor, que la gobernanza navarra da el pistoletazo de salida para el exterminio del gorrión. Un animal que tiene una población esquilmada, cuyas molestias son nulas, que viste con encanto jardines, parques y bosquecillos, y que, incluso, tiene una apariencia tan frágil que mueve a la simpatía más instintiva de cualquier persona con un mínimo de sentimientos. Pero no lo ven así los responsables navarros, que le han puesto el estigma del lobo y, como a éste, se le perseguirá con las bendiciones normativas para regusto de exterminadores hasta que no dejen uno.
Me llama la atención esta sociedad, de tintes tan arrasadoramente neoliberales, que cada vez se preocupa menos de la suerte de los más desfavorecidos, sean obreros en paro, hambrientos africanos o vagabundos patrios. Y cómo, por el contrario, muestra mayor devoción por las señas de opulencia, por tiburones esquilmadores de los mercados, estrellas mediáticas descerebradas y los signos del poder social, sean autos de alta gama o perros de peluquería perfumados. Esto sí constituye una plaga que nadie tiene los arredros de controlar.