La humanidad de los homínidos
Los predecesores de los neandertales cuidaban en Atapuerca a los mayores discapacitados
Actualizado: GuardarHace 500.000 años vivió en la sierra de Atapuerca un hombre diferente. De gran corpulencia y musculatura «muy potente» -medía entre 170 y 174 centímetros y pesaba unos 90 kilos-, este varón, de una especie antepasada de los neandertales, padeció importantes lesiones degenerativas derivadas de una minusvalía locomotriz. En las hostiles condiciones del Pleistoceno Medio, sus posibilidades de supervivencia sin la ayuda de sus congéneres habrían sido escasas. Sin embargo, pudo llegar a vivir hasta «pasados posiblemente los 50 años».
Esta historia, reconstruida por investigadores españoles a partir de unos restos fósiles encontrados en la Sima de los Huesos -una cavidad situada a 30 metros de profundidad en el yacimiento-, vuelve a incidir en la tesis de que aquellos homínidos, los 'Homo heidelbergensis', no abandonaban a su suerte a los individuos discapacitados sino que, por el contrario, se preocupaban y ocupaban de sus mayores.
Y es que, en una época en la que la esperanza de vida era mucho menor a la de ahora, con unos factores ambientales que hacían que la existencia fuera realmente dura y peligrosa, y en la que la propia corpulencia del individuo suponía un factor de desgaste -50 años era una edad «muy avanzada»- el hallazgo no deja de sorprender, expone Alejandro Bonmatí, el primer autor de la investigación que publicó ayer en su edición 'on line' la revista científica estadounidense 'PNAS' ('Proceedings of the National Academy of Sciences').
Impedido para cazar
El trabajo del equipo de paleontólogos de la Universidad Complutense de Madrid y del Instituto de Salud Carlos III que lidera Bonmatí comenzó a tomar cuerpo cuando los científicos recuperaron los restos de este individuo en la Sima de los Huesos, una zona de acceso muy complicado donde se han localizado ya más de 6.000 fósiles humanos. Después de cinco intensas campañas de excavación y de un profundo trabajo de laboratorio, se ha podido reconstruir la pelvis del anciano, asociarla a su columna lumbar y determinar que este 'Homo heidelbergensis' padecía una serie de lesiones que limitaban en gran medida su movilidad.
Al parecer, estas enfermedades derivaron en manifestaciones posturales y dolorosas de sus zonas lumbar y pélvica que, según los autores del estudio, habrían obligado al hombre a adoptar una postura encorvada y a tener que apoyarse quizás en un báculo para mantenerse erguido. Así, el hecho de quedar impedido para cazar y para desempeñar otras actividades en beneficio de la comunidad hace suponer que el grupo social nómada del que formaba parte tenía una relación «especial con sus mayores», lo que les impedía abandonarlos a su suerte.
Se trata de la misma tesis que el Centro UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos de Madrid defendió a raíz del descubrimiento, también en Atapuerca, del cráneo de un niño que vivió hace 530.000 años y que, pese a sus severos problemas motores y cognitivos, pudo llegar a cumplir los 12 años gracias, precisamente, a ese cuidado que le dispensaron sus coetáneos.
Ahora bien, las conclusiones de este último estudio no se quedan ahí. Los 'Homo heidelbergensis', que en Europa evolucionaron después hacia los neandertales, eran individuos bastante corpulentos que en su dieta combinaban vegetales, frutos y semillas con carne obtenida mediante la caza y el carroñeo y que, al parecer, no conocían el fuego.
'La Pelvis de Elvis'
Su esqueleto, representado en la Sima de los Huesos, se pudo reconstruir gracias al hallazgo, en los últimos quince años, de dos piezas singulares: el cráneo número 5, bautizado como 'Miguelón', y la denominada 'Pelvis de Elvis'. La cadera, descubierta en 1994, permitió a los científicos saber cómo era el parto de los preneandertales. A pesar de pertenecer a un varón, la cabeza de un feto actual pasaría sin problemas por el canal de parto de esta pelvis, lo que hizo suponer que las hembras de 'Homo heidelbergensis' parían con menos dolor que las mujeres de hoy en día, dado también el menor tamaño del cerebro de aquellos homínidos.
Pues bien, los investigadores de Atapuerca han llegado ahora a la conclusión de que las mujeres de estos homínidos extintos sufrían presiones obstétricas, o lo que es lo mismo, alumbramientos difíciles. Ésta es la deducción a la que han llegado después de comparar el conducto pélvico del anciano de la Sima de los Huesos con el de varias pelvis humanas fósiles de sexo femenino encontradas en otros yacimientos del mundo.
En este sentido, los resultados publicados señalan que las diferencias entre los sexos de los individuos fósiles se asemejan a las que existen entre los hombres y las mujeres actuales. De ahí que los investigadores de Atapuerca sostengan que las mujeres de estos humanos extintos sufrían también partos dolorosos.