Justos por pecadores
Las palabras de Barreda no tienen ya mucha vuelta de hoja: ha comenzado el sálvese quien pueda
Actualizado: GuardarQuedan poco más de siete meses para las Elecciones Locales y Autonómicas. Esa referencia del calendario, en conjunción con el derrumbe del mito de la invencibilidad de Zapatero en las primarias de Madrid, ha producido el efecto de soltarle la lengua a algún barón regional del PSOE en riesgo de dejar de serlo. El Presidente castellano-manchego, Barreda, al proclamar en público la desnudez del emperador, la misma que en privado cuchicheaban muchos de sus compañeros, ha provocado la airada reacción de la corte. Pero su irrupción en el debate, aun destemplada y poco medida como fue, no tiene ya mucha vuelta de hoja: ha comenzado el sálvese quien pueda.
Es inevitable la comparación con 1995. Hace quince años, como ahora, el PSOE que disfrutaba de una posición muy dominante en el poder local y regional, se enfrentó a unas elecciones municipales y autonómicas en 13 Comunidades en un punto bajísimo de popularidad por la acción combinada de un elevado paro y la acumulación de casos de corrupción en sus filas. Algunos de los dirigentes con mando en plaza intentaron poner distancia con Felipe González y la marca PSOE nacional, para darle el toque más local posible a su elección.
El intento resultó vano en la mayoría de los casos, puesto que pocos se salvaron de la marea azul: el PP, que en las elecciones municipales anteriores había quedado 13 puntos por detrás del PSOE, superó en las de 1995 a éste por 4,5 puntos. O sea, 17,5 puntos de 'swing' en solo cuatro años, algo que no se ha repetido desde entonces en ningún tipo de elección. El PSOE perdió en una noche la mayoría de las capitales de provincia y Comunidades en las que había gobernado siempre como la Valenciana o la de Murcia.
Lo interesante es que ese voto en clave política nacional no se ha repetido desde entonces: en las tres elecciones siguientes (1999, 2003 y 2007) el voto ha tenido mucho más 'color local', como lo prueban sus resultados. En las tres elecciones, en efecto, ha habido una distancia mínima entre PP y PSOE en el cómputo nacional (siempre inferior a un punto porcentual), a pesar de que los equilibrios políticos nacionales (expresados en las elecciones legislativas) han sido muy distintos entre sí.
La gran cuestión que cara a las elecciones del próximo mayo queda abierta es si están o no blindados los cuadros locales respecto al derrumbe de la imagen del Gobierno. Por lo de Barreda, y por las encuestas que vamos conociendo, parece que no. Y entonces los justos, quienes no se creen acreedores a ningún castigo por su gestión, quieren separarse de los pecadores, Zapatero y su gobierno. Lo irónico -como hemos visto en el caso de Barreda- es que al proclamar su condición de justos, automáticamente se convierten en pecadores, en este caso del pecado de soberbia y falta de solidaridad. Y es que fuera del partido no hay salvación.