UN PAR DE FILETES
Actualizado:El caso del corredor Alberto Contador saltó a los medios la pasada semana, cuando justificaba los restos de clembuterol en sangre por la ingesta de un filete comprado en España. Caso curioso aunque no imposible, porque ¿quién lleva un par de filetes crudos de regalo?, además a Francia, donde no andan escasos de carne; ¿quién se lo cocina?, ¿él y el cocinero se saltan la estrictas dietas de la alta competición justo cuando se está jugando el tour?
Las organizaciones vinculadas al vacuno han emitido comunicados en defensa del sector, que consideran ha sido atacado de forma gratuita, y piden a la administración rastrear toda la cadena, que para ello hay registros. No hay que olvidar que lo que ha denunciado es un delito contra la salud pública. El propio Forointeralimentario ha afirmado que hay demasiadas dudas y demasiados pocos axiomas para poder echar la culpa al alimento sin incurrir en cierta ligereza. Por otro lado, cuesta creer que algún español vaya a dejar de comprar un filete por este asunto, menos aún que se pueda resentir el mercado de la carne de vacuno.
El clembuterol fue prohibido en 1996 y desde entonces se han detectado muy pocos casos de su uso ilegal en ganadería. De hecho, en los tres últimos años no ha habido ninguno, ¿salvo el que ha detectado Contador? Hoy en día infringir esta prohibición es un riesgo muy alto, ya que su fácil detección y los precisos sistemas de trazabilidad alimentaria implantados en nuestro país hacen que sea muy alta la probabilidad de que el infractor sea detenido.
Sin embargo, ya que el sector se ha visto envuelto en esta singular y mediática noticia, debería aprovechar para acercar a la opinión pública el modelo de calidad y seguridad alimentaria que existe en España, la calidad y modernidad de las explotaciones ganaderas, así como el rigor del propio sector a la hora de perseguir y denunciar el incumplimiento. Quizás sea una amenaza que se podría transformar en oportunidad.