Alonso exprime la calculadora
El piloto asturiano se queda a 14 puntos del australiano de Red Bull, líder del Mundial, a falta de tres carreras por disputarse Fue tercero en Japón y no pierde comba con Webber en la victoria de Vettel
SUZUKA (JAPÓN). Actualizado: GuardarEl asunto ha adquirido una severidad extraordinaria y los protagonistas han dibujado un gesto grave en su semblante. No hay fiesta y algarabía en el podio, sino mero recuento de heridas y botines. Los cinco magníficos que pelean por el Mundial de Fórmula 1 echan cuentas, suman y restan, y nadie se quiere bajar del tren. Como todos, Alonso exprimió la calculadora en Suzuka, el célebre circuito de las tres eses. Se ajustó la gorra de contable y comprobó que la tabla de 'excel' se ceñía a sus intereses. Mínimos daños en una tarde sin sangre. Ganó Vettel y le cazó en la general del Mundial, pero no se escapó el líder Webber.
Solo los McLaren perdieron paso en Japón aunque, eso sí, por la mínima expresión de la palabra. Japón deparó un extraño fin de semana con catenaccio en el juego y 0-0 en el marcador. Y, por encima de todo, sobredosis de competición dominical. Como la lluvia había aplazado la clasificación del sábado, los pilotos madrugaron para el doble turno laboral: formación de la parrilla a las diez y carrera a las tres.
A primera hora quedó claro que el vaticinio sobre las bondades del trazado para Red Bull estaban justificadas. Vettel desplegó una hegemonía de hierro. No concedió una sola intromisión en las tres calificaciones, marcó los mejores tiempos y salió cinco horas más tarde desde la 'pole'. Lo hizo con las dudas que asaltan particularmente a este piloto, fogoso y rápido con el coche supersónico, pero aún sin pasar la ITV de la fiabilidad.
Subyace en el sobreentendido general que Vettel puede quedar desalojado del Mundial en cualquier suceso abrupto a los que es tan aficionado. No fue ayer el día. Lo que ofreció fue el robusto ADN de su país de origen, firmeza teutona, armadura mental y paso al frente con una legión de enemigos pisándole el cogote. Salió bien, mantuvo un ritmo de crucero durante casi dos horas y navegó por el circuito japonés a sus anchas, en el segundo triunfo que conquista por estas tierras en su carrera.
Accidentada salida
Esta vez, como otras tantas, todo el pescado se vendió en la salida. Fue un milagro que Vitaly Petrov no se llevase por delante a medio pelotón en una espectacular sacudida antes de la primera curva. Solo sepultó a Hulkenberg. Cuatro segundos más allá, Felipe Massa volvió a enseñar su estado de frustración. Está enfadado porque Alonso le moja la oreja y él no consigue retratar al español en buena lid. Y ese periodo de quemazón se ha trasladado a la pista. Salió como los novillos del toril y se llevó colgando a Liuzzi. No llegó a dar la primera curva y dijo adiós antes de que se inaugurasen las operaciones.
No hubo mucho más a efectos de la emoción, salvo la tremenda sinfonía de adelantamientos de Kobayashi, desatado ante su público. Vettel, Webber y Alonso se repartieron las vueltas rápidas en una sucesión sin freno, en la que nadie intentó molestar a nadie no fuese a ocurrir un cataclismo. Solo en Hamilton se adivinó la iniciativa de atacar a un enemigo. Ofuscado por sus últimas calamidades, apretó a su compañero Button y luego a Alonso hasta que, siempre al límite, descerrajó la tercera marcha de su nueva y reluciente caja de cambios que le había costado cinco puestos de penalización en la parrilla. El inglés comunicó el incidente por radio y Alonso dejó de mirar por el retrovisor. Estuvo más pendiente de su antiguo compañero en McLaren que del Red Bull de Webber que siempre tuvo por delante.
Con la calculadora por delante, el juego del rompecabezas no dejó insatisfecho a nadie. Vettel reparó en su orgullo y volvió a levantar el dedo índice, señal de número uno, rabia y sonrisas en las declaraciones. Es el que más ganó en la mano de ayer. Confianza en su Red Bull y mejor ubicación para las tres últimas carreras. A 14 puntos, ya puede discutir con Alonso de igual a igual y, sobre todo, con Webber. Éste conquistó 18 puntos y sigue líder. Sin quejas. Alonso minimizó daños. Tampoco se lamentó. Y solo Hamilton y Button deberían torcer el morro. Ahora no dependen de sí mismos. Tienen una carrera de desventaja (más de 25 puntos) con el líder silencioso del Mundial.