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Carlos, naturalmente
El príncipe de Gales desvela en un libro y un documental de televisión su razón de ser: salvar el medio ambiente
LONDRES. Actualizado: GuardarEl príncipe Carlos llama a la «revolución» en un libro que reivindica el fiel respeto a la «sabiduría del pasado». Arquitectura, medicina, agricultura, medio ambiente y educación son áreas de particular interés para el heredero de la Corona británica y a ellas regresa en 'Armonía', título del texto y de un complementario documental de televisión. Ambos llegarán al público a finales de octubre, pero ya están provocando polémica en los medios británicos.
Carlos es sinónimo de controversia. Lleva más de medio siglo sin ejercer otro papel relevante que esperar su turno a sentarse en el trono. Pero, a diferencia de su madre, la reina Isabel, el príncipe enciende fuegos aireando en público sus ideas personales en contra de la modernidad y los avances tecnológicos que, en su opinión, están reñidos con la tradición. «Me encasillan como 'anti-progreso' o 'anti-ciencia', pero he de decir que aunque hemos obtenido indudables ganancias, también hemos perdido algo muy precioso que es la comprensión de nuestra interconexión con la naturaleza y con un mundo que va más allá de lo material», defendió en un discurso que fue el germen del compendio filosófico que recoge en 'Armonía'.
El príncipe de Gales ha descubierto su razón de ser en la amenaza ecológica. «Solo puedo concebir que he nacido en mi posición por un propósito», escribe el regio autor. El destino parece encaminarle a salvar el planeta porque, como señala en el documental, «no quiero que mis nietos-o los de ustedes- me digan: '¿por qué demonios no hiciste algo sobre esto?'. Esto es lo que me motiva».
Carlos cultiva orgánicamente en sus granjas y la energía verde es ley de vida en sus residencias urbanas y rurales. En una visita a su finca de Highgrove, en la campiña inglesa, el diputado Alan Simpson le dijo hace un par de años: «No se lo tome mal, pero hay un papel para que alguien sea el Jamie Oliver del medio ambiente». Oliver es el cocinero más famoso de Reino Unido, en constante campaña para mejorar los hábitos culinarios de las familias británicas. Carlos parece haber tomado en serio la propuesta del parlamentario.
Otras relaciones con la clase política no son tan amistosas. El príncipe de Gales bombardea a los ministros con misivas personales en las que expresa su oposición o dudas sobre distintas propuestas de ley. Es una intromisión constante en el ejercicio democrático que solo en ocasiones sale a relucir en público. En el último escándalo, con la familia real de Qatar en primera línea y el alcalde de Londres en la retaguardia, un juez criticó a Carlos por intervenir en un proyecto arquitectónico hasta provocar su colapso. El heredero había comunicado en privado su disgusto por las torres de pisos que Richard Rogers, el arquitecto de la T4 de barajas, iba a levantar en el barrio de Chelsea.
Ahora están en liza otras muchas cartas que pueden desvelar el grado de intromisión de Carlos en la actuación del Gobierno. El diario 'The Guardian' ha presentado una querella ante el Tribunal de Información para que se publique la correspondencia entre Clarence House y los ministros británicos. El caso sigue abierto y, según algunos expertos constitucionales, el príncipe podría perderlo.