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«Podíamos estar con el Señor, pero aún no nos quiere con Él»

Dos monjas, de las Hermanitas de los Pobres, sufren heridas leves tras dar varias vueltas de campana en un accidente de tráfico

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Iban ayer rezando el Rosario mientras conducían su furgoneta, cuando al intentar esquivar un coche que venía de frente, se salieron de la carretera y dieron varias vueltas de campana, hasta quedar volcadas de un lado en la cuneta de la carretera, con ellas atrapadas dentro. Quienes sufrieron este espectacular accidente eran dos monjas de la congregación de las Hermanitas de los Pobres, de El Puerto, que no sólo salieron vivas de milagro de un golpe tan brutal, sino que además apenas sufrieron algunas magulladuras.

Cuando todo ocurrió todavía iban «por el segundo misterio del Rosario», recordaba ayer Sor Ana María, de 64 años, aún «molida» por los golpes pero dada ya de alta en la residencia de ancianos que gerencia su congregación. Era ella quien conducía la furgoneta Kangoo, acompañada de Sor Manuela, de 80 años, que iba de copiloto. «Íbamos para Sanlúcar a comprar flores, para decorar la capilla, para que estuviera bonita el domingo en la celebración del Día del Pilar», explicaba Sor Ana María, que recordaba el incidente a fogonazos.

Eran las once y media de la mañana cuando, al pasar por el kilómetro nueve de la A-2001, «un coche color negro» -que se dio a la fuga- adelantó a otro que se dirigía a El Puerto y se colocó de frente a la furgoneta «a poco más de 20 metros». «Entonces me eché hacia la derecha y ya no recuerdo más», aseguraba Sor Ana María, que reconcoe que «en ese momento no pensaba en miedo, ni en nada, todo ocurrió en pocos segundos». Según ella, no dio ningún volantazo brusco, pero el vehículo dio tres vueltas de campanas y cayó en una cuneta de cierta profundidad. Sin embargo, «la furgoneta volvió por sí sola a la carretera» -recordaba ella- y quedó volcada del lado del copiloto. La propia Sor Ana María reconocía ayer su suerte: «Podíamos estar con el Señor, pero no nos quiere con Él todavía, sino que trabajemos un poco más para los ancianos».

Y es que las dos mujeres sufrieron sólo magulladuras. «Me duelen todos los huesos, pero no me he roto nada, gracias a Dios», afirmaba Sor Ana María, que en ningún momento perdió el conocimiento dentro del coche. «Estaba colgada del cinturón, bien cogida al volante para no caer encima de Sor Manuela» relataba la monja, aunque era incapaz de explicar por dónde sacaron a su compañera. Fueron los bomberos del Consorcio Provincial de Bomberos quienes las rescataron por la puerta del maletero, que abrieron con herramientas de mano.