No la aguanto
Actualizado:N o odio a nadie, soy incapaz de almacenar ese sentimiento en mi persona. Pero me permito otros menos duros, que no destruyen e intoxica a quien lo padece. No voy a excusarme por ello, ni voy a desnudar mi alma por alguien pero.¡ es que NO LA AGUANTO, ¡ojo! Aviso que dejéis las mayúsculas, porque así demuestro más mi animadversión. No puedo remediarlo pero ¡estoy harta, empachada!. Ella se aprovecha ¿hasta cuándo? De lo que le sirven una cadena de TV chabacana y de contenidos facilones donde el circo se hace medio y el medio un soez y burdo programa de griterío y cotilleos, muchas veces crueles y sin contrastar sobre personas que nada tienen que ver con ese teatro malo. Claro que estoy hablando de Telecinco o mejor ¿telecirco?. Adelanto que no pierdo el tiempo , ni le doy parte de mi audiencia. Pero en estos días algo he tenido que soportarla para poder, hoy hablar de ella aunque sé, de antemano, que es tiempo perdido. Lo sé y lo asumo.
La señora a la que me refiero más arriba, tiene en su haber una hija con torero. Despechada un buen día, para ella, colocó sus posaderas en el sofá de una televisión y no se ha vuelto a levantar. La aupó, incomprensiblemente, Ana Rosa Quintana . «Perdona, pero en mi programa.», decía. Vamos que el pececito se comía a la ballena. Luego otros periodistas muy curtidos ellos en esto de la imagen; vieron un filón para sus programas y cadena y ella se dejó querer con cheques suculentos de por medio. Telecinco quiere hacernos creer que los jóvenes y el pueblo aspira a ser como ella. No estudiar, no trabajar y llevárselo calentito solo por hablar, despotricar y llorar. Porque las lágrimas venden mucho. Pero lo que ya pasa de castaño oscuro y de todo color es que.la comparen con la princesa de Asturias. El pie de foto de una revista venía a decir o decía: «las dos princesas más populares de la tierra (.) se parecen más de lo que ellas se imaginan». Ni que decir tiene que Peñafiel se regocijaba en su asiento y lo aprovechaba en su Crónica del Mundo, contento de que al final a la plebeya se la baje del pedestal y se bañe de populismo.
Habría que destacar, como algo positivo, que en tiempo de crisis la princesa de Asturias compre ropa en tiendas donde muchos lo hacemos, en lugar de vestirse solo de marcas y diseñadores carísimos. A una, la princesa de verdad, se le ataca sin argumentos, aún siendo una profesional y llevar con mucho acierto y elegancia su papel. A la otra se la elogia, se la aúpa sin razones. No dudo que sea una excelente persona. Pero ya está bien de relatarnos su vida y zozobras desde hace más de 10 años; a pie de micro, revistas y cheque en mano. Y ya por último ¡Presidenta!. Si hasta la cadena le monta una reportaje con preguntas a pie de parlamento a los políticos que por salir, y que no hablen mal de ellos, se atreven con todo. Esta señora debería gestionar mejor su imagen en Telecinco, pero ¡hay! don dinero poderoso caballero.