OJO CON INTERNET
Actualizado:No hace tanto tiempo, aunque parezca una eternidad, cuando necesitábamos información sobre cualquier tema teníamos que recurrir a la investigación en bibliotecas o perder horas instruyéndonos. Cuando lo que requeríamos eran temas mas o menos generales podíamos consultar las enciclopedias.
La aparición de la Red ha conseguido simplificar este trabajo extraordinariamente. Efectuar una búsqueda bibliográfica encontrando sin dificultad artículos originales, consultar la prensa diaria u obtener la información necesaria por más peregrina que esta pueda ser, es hoy un asunto de coser o cantar. Basta con introducir alguna palabra clave en uno de los múltiples buscadores y se abre ante nuestros ojos una interminable lista de sitios de consulta. Eso está muy bien, pero no es oro todo lo que reluce. Hay que tener mucho cuidado en filtrar estas informaciones. Internet sirve para eso, para una consulta, no hay que tratarlo como La Biblia, ni mucho menos. Frecuentemente, y sobre todo en temas tan delicados como la salud, se utiliza su información de forma alocada e irresponsable. En mi práctica diaria raro es el día en el que algún paciente o sus familiares discuten diagnósticos, pronósticos o tratamientos de cualquier enfermedad esgrimiendo el haberlo consultado en internet. No digo que la información no sea buena, lo que ocurre es que su utilización hay que matizarla y tamizarla porque también hay informaciones erróneas y, que sin conocimiento, pueden inducir a conclusiones desacertadas. Caso aparte suponen los foros como el Twenti, el Facebook u otros. Su uso indiscriminado e incontrolado pueden suponer una grave violación de la intimidad propia y ajena.
Los adelantos son buenos, sin duda, pero hay que utilizarlos con control, como todo.