![](/cadiz/prensa/noticias/201010/04/fotos/3448931.jpg)
Matar al que salte el Muro
Un joven alemán crea un polémico videojuego que promueve acribillar a quienes pretenden huir del régimen comunista
Actualizado: GuardarSe llama '1.378' y es, probablemente, el videojuego más polémico de la Historia. Y no porque promueva el sedentarismo entre la juventud o que dejen de estudiar, sino por suscitar la violencia con un asunto tan delicado para los alemanes como es el Muro de Berlín. '1.378' no es sólo el nombre del juego; es el número de kilómetros que medía el hormigón que separaba las dos Alemanias y que Jebs Stober ha aprovechado para bautizar su polémica creación, cuyo objetivo es que el jugador se ponga en la piel de los guardias fronterizos y acribillen a balazos a los ciudadanos que intenten sobrepasarlo.
El trailer del videojuego es de lo más impactante. Suena de fondo el himno de la antigua República Democrática Alemana (RDA), una cámara muestra las torres de control con los miles de guardias adoctrinados y, de repente, todo se vuelve cruelmente idílico. La 'zona muerta', como era conocida la franja de terreno despejada situada entre el paredón y las primeras alambradas, rezuma un verdor casi esperanzador, pero en el que subyace un espacio idóneo para hacer más efectivos los disparos. El jugador hace las veces de 'vopo', apodo que recibían los agentes de la Volkspolizei. Rasurado y siempre alerta, no pestañea a la hora de apuntar con su arma a una traidora que quiere escapar de la patria comunista. En cuestión de segundos, el cadáver de la mujer sale disparado hacia un lado de la pantalla.
Por si el argumento no fuera suficiente, a Stober se le ocurrió sacarlo a la venta ayer, coincidiendo con el vigésimo aniversario de la Reunificación alemana. Lógicamente, la agria polémica le ha obligado a aplazarlo hasta finales de año, aunque él, estudiante de arte multimedia de 23 años, intenta quitar hierro al asunto. «Puedes llegar a la conclusión de que no dispararías a tus compatriotas o a las mujeres», justifica para luego añadir que «algunas de las partidas terminan en un juicio por asesinato en la frontera en el año 2000». A decir verdad, el juego permite «disparar al aire o tratar de detenerlos sin violencia», pero cada fugitivo muerto suma más puntos que si es capturado con vida.
El joven inventor se escuda en el carácter educativo con el que fue concebida su propuesta. «Mi intención es permitirles a los jóvenes una especie de viaje al pasado en el que puedan ponerse en el lugar de los protagonistas y averiguar cómo actuarían», sostiene tras aceptar posponer el lanzamiento un par de meses. Quizá para entonces, el espíritu navideño le haga pensárselo dos veces.