CARTAS A LA DIRECTORA

Normas imprecisas

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Estos días, los medios de comunicación abundan mucho sobre lo que está sucediendo en Francia con los inmigrantes rumanos en particular. Me sorprende que Francia, un país que siempre ha dado muestra de una cultura avanzada, adopte esa postura tan deshumanizada de insolidaridad y tenga al Consejo de Europa tan indignado con su postura y más aún siendo su presidente Sarkozy persona afectada de inmigración, pues nació en Budapest. He procurado conocer el fondo político-social del conflicto y la aplicación de la normativa internacional que regula la libre circulación de los nacionales de los Estados de la unión por Europa, que es copiosa, compleja, algunas abiertas a mejoras y modificaciones y otras imprecisas que a mi parecer puede dar motivos conflictivos a la hora de unificar criterios de aplicación. Por otro lado es muy necesario no confundir la provocación de colectivos que pueden poner en peligro un orden social establecido por normas consuetudinarias o escritas al querer imponer otras invasoras, con los consiguientes conflictos por circunstancias étnicas sobre todo. He podido ver en los Tratados de la Unión y de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, las directivas donde se establecen las proporcionalidades entre infracciones y sanciones. Para mí, aquí puede estar la causa. Una normativa que puede no estar lo suficientemente precisa y clara, para no confundir xenofobia con actos vandálicos. Prohíbe la expulsión de colectivos, pero no está muy clara su postura, no establece si existen unos límites a partir de los cuales las conductas de los grupos puedan ser tenidas como una amenaza para el país que les concede acogida incluso en situaciones ilegales (sin papeles).

Le doy la razón al ministro francés de inmigración, Besson, que tiene un gabinete a su servicio, que puede estudiar todos los vacíos legales e imprecisiones para aplicarlas una vez discutidas en el Parlamento europeo y no sólo a los nacionales de otros países en Francia, sino también a los franceses que no observen las normas establecidas en los Tratados de la Unión en otros países. Hay cosas que resultan inexplicables a pesar de disponer de una normativa abundante (imprecisas a veces), que contemplan estos sucesos, pero que la Comisión no parece haberlas estudiado con suficiente detenimiento, mientras que Besson con su gabinete, sí. Es mi breve por resumida opinión al respecto.